dialogos filosoficos
TRES DIÁLOGOS ENTRE HILAS Y FILONÚS
folio
Traducción: A. P. Masegosa
Nota: Estos diálogos vienen a completar el volumen: “Principios del conocimiento humano”, cuya primera parte, hace tiempo ya, habíamos puesto en versión digital. Conservamos la numeración de página original.
Índice
PRIMER DIÁLOGO 4
SEGUNDO DIALOGO 35
TERCERDIALOGO 51
TRES DIÁLOGOS ENTRE HILAS Y FILONÚS
Su designio es demostrar claramente la realidad y
perfección del conocimiento, la naturaleza
incorpórea del alma y la providencia inmediata de
una divinidad, en oposición a escépticos y ateos,
así como descubrir un método para hacer las
ciencias más fáciles, útiles y sencillas.
PRIMER DIÁLOGO
FILONÚS.- Buenos días, Hilas. No esperabaencontrarte fuera tan pronto.
HILAS.- No es corriente, desde luego, que suceda esto; pero mis pensamientos estaban tan absortos en una materia sobre la que había estado discurriendo la última noche que, viendo que no podía conciliar el sueño, resolví levantarme y dar una vuelta por el jardín.
FILONÚS.- Buena ocasión ésta que te permite ver los inocentes y agradables placeres que te pierdes todas lasmañanas. Pues, ¿hay acaso durante el día un momento más agradable, o en el año una estación más agradable? Ese cielo purpúreo, esos cantos de los pájaros, silvestres y suaves al mismo tiempo, el fragante esplendor de los árboles y flores, el benigno influjo del sol naciente, todo eso y mil hermosuras más de la naturaleza inspiran en el alma secretos transportes; y al encontrarse también susfacultades frescas y vivaces, están en disposición de entregarse a esas meditaciones a que naturalmente nos invitan la soledad del jardín y la tranquilidad de la mañana. Pero temo turbar tus pensamientos, pues parece que estás interesado en algo.
HILAS.- Es verdad, lo estaba, y te agradeceré mucho que me permitas seguir discurriendo, lo cual no quiere decir en manera alguna que quiera verme privadode tu compañía, pues mis pensamientos fluyen más fácilmente cuando converso con un amigo que cuando estoy solo; por el contrario, te pido que tengas a bien que yo comparta contigo mis reflexiones.
FILONÚS.- De todo corazón; es lo que yo te hubiera pedido si no te me hubieras adelantado.
HILAS.- Estaba pensando en el curioso destino de aquellos hombres -los ha habido en todas las épocas-que, por afectar ser distintos del vulgo y por una cierta perversión mental, han pretendido no creer en nada o creen las cosas más extravagantes del mundo. Esto se podría, sin embargo, soportar, si sus paradojas y escepticismo no trajeran consecuencias perjudiciales para la humanidad. El mal está en que los hombres que disponen de menos ocio, cuando ven que aquellos que al parecer han gastado todosu tiempo en las tareas del conocimiento, profesan una completa ignorancia de todo o sostienen ideas que repugnan a los principios evidentes y comúnmente recibidos, están tentados de sospechar de las verdades más importantes que hasta entonces ha considerado sagradas e indiscutibles.
FILONÚS.- Estoy completamente de acuerdo contigo por lo que se refiere
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a la perniciosa tendencia dealgunos filósofos a afectar dudas, o la que otros tienen a imaginar cosas fantásticas. Y yo mismo me he dejado llevar tanto por esta forma de pensar, que he abandonado alguno de los conceptos sublimes que aprendí en sus escuelas y me he atenido a opiniones corrientes. Y te doy mi palabra: desde que me rebelé contra los conceptos metafísicos y obedecí a los claros dictados de la naturaleza y delsentido común, encuentro que mi entendimiento está entrañablemente iluminado, de suerte que puedo ahora comprender fácilmente muchas cosas que antes eran para mí un enigma y un misterio completos.
HILAS.- Me alegra ver que no eran exactas las noticias que he oído acerca de ti.
FILONÚS.- ¡Por favor!, ¿cuáles eran?
HILAS.-En la conversación de la última noche se te presentaba como una persona...
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