Diario de Santa Gema Galgani en español
Traducido directamente del Italiano.
Del 19 de Julio al 3 de Setiembre de 1900.
Los números en paréntesis son las notas al final del libro.
Jueves, 19 de Julio (1)
Se le aparece Jesús y le pone la corona de espinas en la cabeza.
19 de Julio (2).
Esta tarde, finalmente, después de seis días de padecimientos por la ausencia de Jesús, me he recogido un
poquito(3). Me he puesto a orar, como acostumbro cada jueves; hubiera querido estar de rodillas, pero la
obediencia quería que estuviera en la ama, y así lo hice; me puse a pensar en la crucifixión de Jesús.
Principio no sentía nada, pasados unos minutos comencé a sentir un poco de recogimiento: Jesús estaba
cerca. Al recogerme me sucedió lo que otras veces: se me fue la cabeza(4), Y me halle con Jesús,que sufría
penas horrorosas.
¿Cómo ver sufrir a Jesús y no ayudarlo? Sentí entonces gran deseo de padecer, y pedí a Jesús que me
concediese esta gracia. Me contentó en seguida, y sucedió como había sucedido otras veces: se me acercó, se
quitó de su cabeza la corona de espinas y la puso sobre la mía, dejándome luego en paz. Veía que yo le
miraba muy silenciosa, y comprendí en seguida elpensamiento que se me vino a la mente: pensé: Acaso
Jesús ya no me quiere, porque acostumbra Jesús, cuando quiere darme a entender que me ama, a encajarme
bien la corona sobre la cabeza o bien en torno a la misma - Jesús lo entendió, y con sus manos me la aplicó
bien a las sienes. Son momentos dolorosos, pero al mismo tiempo felices. Así pasé una hora sufriendo con
Jesús. Hubiera querido estar asítoda la noche, pero como Jesús ama tanto la obediencia, se sometió él
mismo a obedecer al Confesor, y pasada una hora me dejó: quiero decir que ya no se dejó ver más de mí,
pero aconteció una cosa que nunca había sucedido. Acostumbra Jesús, cada vez que me pone la corona en la
cabeza, quitármela y ponérsela otra vez en la suya, al dejarme: ayer, en cambio, me la dejó hasta cerca de las
cuatro(5).
A decir verdad, sufrí un poquito, pero, sin embargo, sólo una vez llegué a quejarme. Jesús me perdonará si
alguna vez me quejo, pues es sin querer. El más ligero movimiento me causaba luego vivísimo dolor: mas era
todo pura fantasía (6).
Viernes, 20 de Julio
Ayer (7), a las cuatro poco más o menos, me vino un gran de seo de unirme a Jesús; probé y en seguida me
sentí unida a Él. A decirverdad sentía no poca repugnancia, porque me hallaba muy cansada y sin fuerzas;
de nuevo me vi en presencia de Jesús. Se colocó junto a mí, pero no estaba triste como por la noche, estaba
un poco más alegre; me acarició un poquito, me quitó muy con. tento la corona de la cabeza (algo sufrí
también entonces, pero menos) y se la volvió a poner sobre la suya, dejando yo de sufrir; recobré enseguida
las fuerzas, y me hallaba mejor que antes de sufrir.
Jesús me preguntó luego varias cosas; yo también le dije que no me mandase más ir a confesar con el Padre
Vallini. (8), que no me gusta; Jesús entonces se puso serio y un poco disgustado me dijo que, apenas tuviese
necesidad, fuese en seguida a confesar con él. Se lo prometí y voy de buena gana.
Tenía muchas cosas que decir a Jesús,pero comencé a notar que' iba ausentándose poco a poco; me
prometió que más' tarde, a la oración de la tarde, volvería otra vez; entonces estaba aún más contento; me
abrió su corazón, en el que vi escritas dos palabras que no entendía. Le pedí me las explicase y Jesús me respondió: «Te quiero mucho, porque te semejas mucho a mí». « ¿En qué cosa, oh Jesús -le dije -, pues yo me
veo tan desemejantea ti?» «En ser humillada», me respondió.
Entonces lo comprendí todo, se me recordó mi vida pasa· da (9). Uno de mis mayores defectos ha sido
siempre la. Soberbia. Cuando era pequeña, dondequiera que fuese se oía decir que era un gran soberbia. Mas
Jesús, ¡de qué medios se ha valido para humillarme, en especial este año! Al fin he comprendido lo que de
verdad' soy. Gracias sean dadas...
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