Diario Del Capitan
La verdad sobre el Triángulo de las Bermudas
(Fragmento de regalo)
Diego Manuel Magallanes Collado
Colección Ciencia Ficción
www.librosenred.com
Dirección General: Marcelo Perazolo Dirección de Contenidos: Ivana Basset Diseño de cubierta: Daniela Ferrán Diagramación de interiores: Guillermo W. Alegre
Está prohibida la reproducción total o parcial de estelibro, su tratamiento informático, la transmisión de cualquier forma o de cualquier medio, ya sea electrónico, mecánico, por fotocopia, registro u otros métodos, sin el permiso previo escrito de los titulares del Copyright. Primera edición en español en versión digital © LibrosEnRed, 2009 Una marca registrada de Amertown International S.A. Para encargar más copias de este libro o conocer otros librosde esta colección visite www.librosenred.com
Lo que no enseñaron
El silencio imperaba entre los caminantes, y el sol jugaba el mismo Papel de siempre, como si fuera algún antiguo escrito faraónico de la Tierra. Akenatón le rendía culto escribiendo algunas líneas, que fueron posterior mente alteradas con algún otro propósito. En este lugar, ocurría lo mismo que en esos escritos, pero conuna ligera variante. El silencio absoluto hacía de todo aquello un paisaje tétrico, roto solamente por las maldiciones y exclamaciones de algunos de ellos. Esto ponía los pelos de punta. Cris, que había estado observando a Yahel, se acercó a ella. —Yahel, ¿no te cansas nunca? Ésta, algo más adelantada en la marcha, aminoró el ritmo y se puso a su al tura. Sonrió de tal forma que demostraba lainocencia de una persona con el alma totalmente pura. —¿Qué decías? —Que si no te cansas… —Bueno, tú no sabes la de veces que he soñado que veníais, hacía todo el recorrido corriendo pensando que no regresaríais alguno… —Pero nosotros no hemos estado aquí jamás —respondió Cris, que no aca baba de entender lo que decía Yahel. —Ya lo sé. Lo que ocurre es que yo deseaba con todo mi corazón que vinierais, que llegarais a este mundo. A veces me desesperaba, gritaba, maldecía y llegué a odiar la vida. Aunque estaba segura de que alguna vez ocurriría, y además Dani sabe que podemos regresar. —¿Por qué estás tan segura? —¿No te das cuenta de que es el único que sabe lo que hace? Cris empezó a meditar y se dio cuenta de que lo que Yahel acababa de decir era verdad, Dani era el único que sabía lo quehacía. Cuando se acercaba el mediodía llegaron a la playa, Yahel corrió como una gacela hasta un punto determinado de la playa, en dirección a unas cuevas de las que colgaban algo semejante a escaleras. Se acercó a unas rocas y
4 LibrosEnRed
Diario del Capitán
después de observar algo, dio unos pasos, como si los estuviese contando y se agacho, luego hundió la mano en la arena. De allísacó varios arpones, y con la mayor alegría se acercó al grupo. —Con esto conseguiremos atrapar muchos peces, y junto con la fruta ten dremos un menú bastante variado. Todos los que quisieron cogieron un arpón, aunque algunos de ellos pa recían totalmente desconcertados ante el arma. Después de que los cinco arpones tuvieron sus respectivos portadores, Yahel se rió. —Vamos, que en un ratitotendremos bastantes, no son muy difíciles de pescar. —Para ti, que lo tenías que conseguir de esta forma. Yo iba al súper y lo conseguía sin tener que correr detrás de ellos —dijo Nacho en un arranque realista. —Bueno, como el súper no vino con vosotros, correremos tras ellos —res pondió riendo Yahel. —Oye, Yahel —dijo Sandra, que llevaba uno de los arpones en la mano y lo estaba examinando —. Esto lohacían los hombres primitivos, nosotros venimos de un mundo diferente. —¿Y cómo conseguíais alimentos? —preguntó Yahel desconcertada. Dani y Manuel, que contemplaban la escena algo alejados, no podían con tener la risa, pero se mantuvieron al margen. —Íbamos a las tiendas y supermercados que se dedican a ello —respondió Sandra. —Pues lo siento pero aquí no existen esas cosas, a lo mejor antes...
Regístrate para leer el documento completo.