diarios de viaje

El famoso realismo mágico en margarita

Una mezcla extraña de sensaciones, en la noche de año nuevo, la inmensa dicha de estar con mi mujer y mi hijo, el recorrido de casa a la cena, una rutarodeada de verde con casas decoradas de luces de fiesta, los árboles, paredes, puertas, ventanas y techos con pequeñas lucecitas que anuncian la esperanza, en casas de ricos y de humildes, el clima de unfresco solo posible en diciembre,... y el mar, siempre el mar, oscuro y lleno de presagios, uno no lo ve de noche, pero esta ahí, vivo, y con todos sus misterios.
Mientras miro lo que miro, me siguentaladrando la cabeza las incomprensibles pero no sorprendentes noticias de baires, el malestar de una ciudad sin papelitos de fiesta, de mis amigos, hoy armados por las dudas, con miedos conangustias y con rabia, una rabia que viaja seis mil kilómetros por la autopista de la emoción, rabia que uno siente de lejos y con la impotencia de saberse inútil, que ni siquiera tendrá el placer de hacersonar una cacerola.
No me reconozco despreocupado y lejos, por momentos pareciera ser que el paisaje me miente porque la sensación en algunos instantes es de estar como viviendo en el amado caballito,mientras mis ojos ven el reflejo de una luna oculta entre las nubes y semiplenas sombras de palmeras recortadas sobre el mar, que no se ve, pero se siente.

De pronto, la cena de gala, a la quefuimos invitados, y sentirse en una mesa de españoles tratando de comprender que sucede en la argentina, las columnas del salón con un piano tocando un tango y una decoración que parecía en algúnmomento un fotograma de la fiesta del titanic, platos exquisitos y conversaciones insípidas, ...con cuanto gusto hubiera cambiado por estar en el fondo de la casa de un amigo que se que estaba preparando unlechoncito, con cuanto placer hubiera estado sentado en la vieja mesa de madera de mis viejos, con mis viejos, con cuanta alegría hubiera esperado las doce para visitar a mis amigos y acariciar sus...