dibujo
al escribir un cuento, y enviarlo a un concurso.
Si vales, para esto de la literatura, te sobran
discursos, queapagas, lo mismo que atesoras
mil documentos. El impresionis mo es, en pintura,
la misma cultura que ocupa, en su cabeza,
un ejemplar de concursante que saleganando.
Son dosis de chispeante y jaspeado óleo.
Para la agricultura, o el medioambien te,
como los ríos, envueltos por puentes,
o las señoras, pensando en lodiminuto
que era el pobre pintor, tan astuto.
¡Ahí está, encaramado a un árbol, nuevamente!
Oteando el horizonte, con su paleta de colores,
y sus pinceles, sobre unlienzo, al que, de puntillas,
aplica los pelos de sus cabecillas.
Es el puntillismo, también, a drede,
disipar los brochazos, y éstos ceden
al amor por laacupuntura visualizada:
Son fuegos artificiale s en miniatura y apagados.
¡El estallido de una gota de agua!
Y otros estilos, más anteriores,
se refugian en laperspectiva de las diagonales.
Produciendo un verismo voluminoso.
Las mujeres son gorditas, dos siglos más tarde.
Nos encontramos en el Barroco, muy recargado.
Conflores, guirnaldas y columnas que se retuercen.
Además, los templos, se aposentan sobre estructuras de cruz.
Igualmente. Por eso, a quien no le guste, que no mire.El arte conoce límites, pero se involucra.
Lucrarse, no tiene motivo.
La única pulsión Freudiana es que nos vemos diminutos.
Nos vemos conejillos de Indias.Nos vemos ratoncitos, a la hora de despertarno s.
Y eso trae consigo, un estímulo, sin disimulo:
¡Fuera de la caverna y de la taberna!
Dentro del estudio.
Regístrate para leer el documento completo.