Dictadura
5.3.- La expansión política de las Fuerzas Armadas
Casi todos los autores que han estudiado este período coinciden en afirmar que el golpe
de Estado del 27 de junio de 1973 fue la culminación de un largo proceso. Se pueden
reconocer dos grandes momentos: el primero, iniciado en 1968 y el segundo, a partir de
setiembre de 1971, en que las Fuerzas Armadasasumieron la conducción de la lucha
antisubversiva. La represión del movimiento estudiantil y obrero, la implantación de
mecanismos jurídicos represivos (permanente aplicación de Medidas Prontas de Seguridad,
el “registro de vecindad”, etc.), el control y la manipulación de los medios de comunicación
social entre otras, fueron algunas de las muestras más flagrantes del desmoronamiento del
sistemademocrático en el país. A la vez, se acentuaban las acciones de los grupos
paramilitares como la “Juventud Uruguaya de Pie” (JUP), la “Liga Anticomunista Oriental”,
el “Escuadrón de la Muerte”, etc., que actuaron impunemente. Reflexionaba Carlos Quijano
desde el semanario “Marcha”: “La Constitución quedó reducida a un solo artículo,
interpretado además arbitrariamente. Al amparo de lasMedidas de Seguridad todo fue
permitido. [...] A la uruguaya; fachada constitucionalista y dictadura larvada que no
osaba decir su nombre”.
Todo esto ambientaba el protagonismo de las Fuerzas Armadas. Durante el Gobierno de
Pacheco, expandieron y politizaron sus funciones, a la vez que comenzaron a producirse
serias fisuras entre el poder civil y el militar. Por ejemplo, durante la militarizaciónde los
funcionarios públicos, el Gral. Francese, Ministro de Defensa Nacional, entrevistado acerca
de la amnistía a 200 de ellos que estaba analizando la Asamblea General en esos momentos,
respondió: “Esto sería un agravio a las Fuerzas Armadas”.
En setiembre de 1971, y aún durante el Gobierno de Pacheco, se produjo un importante
cambio en las relaciones cívico-militares, que marcó el comienzode una nueva etapa. En
efecto, pocas horas después de la fuga de 111 presos del Penal de Punta Carretas, el Poder
Ejecutivo encomendó al Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea la conducción de la lucha
antisubversiva (9 de setiembre de 1971).
Ellas mismas afirmaron años más tarde que eso les significó: “el conocimiento íntimo y
profundo de la realidad del país y de muchos de los másimportantes y nauseabundos
cánceres que lo agostaban”.
La nueva función, cuyo éxito inmediato fue confirmado en el combate al MLN, contribuyó
a ubicarlas como actores políticos privilegiados. De aquí en adelante crecieron las presiones
de la cúpula castrense y frente a ella, el sistema político se mostró débil, desarticulado e
inoperante. Este cambio no fue percibido inmediatamente por los grupospolíticos — como
lo ha señalado María del Huerto Amarillo—: “Los partidos políticos abocados íntegramente
a la campaña electoral durante el correr de 1971, no dieron pautas de conocimiento de
esta autonomización militar, su reestructura jerárquica y su organización para la guerra”.
La lucha antisubversiva encomendada a los militares contribuyó a aumentar sus espacios
dentro del sistema políticouruguayo, a la vez que se producía un retraimiento del poder
civil.
La tarea asignada supuso el manejo de un vasto caudal de información y el planteamiento
por parte de los militares de objetivos y planes políticos, que los aproximaban cada vez más
al control hegemónico de los resortes del poder. Dentro del cuerpo castrense se fue procesando
la discusión acerca de cuál debía ser el papel de lainstitución en la sociedad, al tiempo que
militares considerados “constitucionalistas” eran desplazados o renunciaban a sus cargos.
Las Fuerzas Armadas uruguayas empezaron a delinear su propia estrategia política
paralelamente al aumento progresivo de su autonomización. Las funciones encomendadas
a partir de setiembre de 1971 contribuyeron a acelerar el diseño de sus lineamientos
políticos...
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