DIDIER DEFINITIVO ENSAYO POLITICO
ETICA Y FORMACION CIUDADANA DEL PUEBLO COLOMBIANO
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Ética Y Cultura Política.
Código del grupo: 20151
Por: DIDIER FRANCISCO ORJUELA LOPEZ.
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Los antecedentes históricos que conforman nuestra identidad republicana, frente a los
hechos que hacen parte de los recientes sucesos en los cuales se debate la participación política
del pueblo colombiano, hacen indispensable un estudio de modos, métodos y circunstancias que
nos ofrezcan una aproximación a la realidad entre lo pasado y el presente.
Adentrarnos en un estudio pormenorizado sobre la materia en cuestión, nos implicaría un
trabajo de investigación riguroso, por no decir que complejo en la totalidad de sus partes; de allí
que vamos a conceptuar de una forma lo más clara posible acerca de los diversos fenómenos que
clasifican nuestra nacionalidad como ciudadanos colombianos.
Desde las épocas precolombinas; mucho antes del Descubrimiento de América, esta parte
del Continente que habitamos, se ha caracterizado por un sentimiento de ferocidad, intolerancia y
barbarie. Prueba de lo anterior fueron nuestras primigenias culturas aborígenes; quienes sin
justificación ninguna, se tranzaban en luchas fratricidas por conquistar el territorio enemigo; a
sabiendas de la inmensa biodiversidad de las selvas, valles, ríos y litorales, que por sus grandes
extensiones por colonizar, hacían innecesaria la guerra entre las tribus; y por consiguiente el
derramamiento de tanta sangre inocente como sucede por desgracia, hasta el presente.
Vista esta lamentable realidad, debemos diferenciar tres conceptos que acaparan el sentido
de la modernidad en el siglo presente, a saber: la ciudadanía, la nación y la república.
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Imposible sustraerse entonces, a la poética retórica de comienzos del siglo pasado, en lo
concerniente al discurso de las dos hegemonías tradicionales: conservadoras y liberales.
Posterior a los sucesos acaecidos el 9 de Abril de 1948, a raíz del vil asesinato del caudillo
liberal Jorge Eliecer Gaitán1 , quien lideraba la voz del pueblo contra las oligarquías enquistadas en los dos partidos, se inicia una etapa imparable de violencia.
Simpatizantes de ambos bandos integran los llamados
bandoleros
, o también llamados
chulavitas2 con toda la excrecencia del lumpen y la ignorancia de campesinos, obreros y
proletarios. Con este
caldo de cultivo se conforman las primeras guerrillas rurales, y aunados a
estas en las principales capitales del país se conforman igualmente los movimientos civiles de
izquierda y derecha que dieron lugar a nuevos enfrentamientos y ejecuciones extrajudiciales por
grupos de ultraderecha, amparados muchas veces por la fuerza pública.
Contrario a lo que debe significar una democracia participativa, quienes enarbolaban las
banderas de partidos contrarios a los tradicionales, como lo es el caso de la U.P. (Unión
Patriótica) fueron proscritos, perseguidos y físicamente exterminados por grupos de
ultraderecha. Ya vendrían consecutivamente las Cooperativas
Convivir3, a través de las cuales
se conformaron los primeros grupos paramilitares que con la idea de acabar con la guerrilla y sus
grupos de apoyo, desplazaron a centenares de campesinos de sus parcelas, apoderándose por la
vía de hecho y es entonces cuando se suceden las terribles masacres de Segovia, el Salado y la
Rochela (solo por citar tres de las muchas que aún siguen sin resolverse).
Tales grados de sevicia, nos demuestran que en medio de la pluralidad del conflicto, en ...
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