Diezmo

¿CUÁNTO LE DOY YO AL SEÑOR?

¿Cuánto amo yo a Dios? ¿Cómo puedo yo “medir” mi amor a Dios? ¿Se mide ese amor por la intensidad de un sentimiento? Puedo sentir un amor muy fuerte a Dios, ¿pero dequé sirve ese sentimiento por más intenso que sea, de qué sirve decir “amo mucho a Dios” si no confío en Él, si no hago lo que Él me dice, si no estoy dispuesto a darle lo que me pide, a entregarme aÉl sin límites ni reservas? Por eso, para saber cuánto amo a Dios es necesario hacerme otra pregunta: ¿Cuánto le doy yo al Señor? ¿Cuánto le doy de mi tiempo y de mis dones? ¿Le doy todo de mí? ¿O ledoy sólo de lo que me sobra, y a veces ni eso?

La actitud generosa y desprendida de la viuda pobre nos cuestiona profundamente. Porque amaba mucho a Dios y porque confiaba en que nada le iba a faltaral poner su seguridad en Dios, dio todo lo que tenía para vivir, se entregó totalmente a sí misma en ese aparentemente insignificante óbolo que ofreció.

Al mirar su actitud, no puedo dejar depreguntarme: ¿y yo, cuánto le doy al Señor? ¡Cuanta distancia hay entre aquella mujer generosa y yo! Quizá también yo doy “bastante”, ¿pero quizá me parezco más a aquellos ricos que echaban en cantidad,nunca dar “de más”, dar “sin exagerar” para no perder su seguridad? ¿Quizá en momentos críticos de mi vida, aunque siempre he dicho que creo en Dios y que lo amo, cuando he tenido que dar un salto deconfianza, he preferido --como aquél joven rico del evangelio-- aferrarme antes a mis seguridades materiales o humanas, o también a mis propios planes a futuro, antes que confiar en Dios y ponerme ensus manos? ¿Cómo es mi generosidad cuando Dios me pide “dar más”, arriesgar, lanzarme a lo inseguro? ¿Cuánto confío en Él?

La experiencia humana nos enseña que aquél que ama de verdad está dispuestoa darlo todo por la persona amada, está dispuesto incluso a sacrificar la propia vida por ella. No otra cosa decía el Señor del auténtico amor: «Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por...