dile que no me maten

Páginas: 11 (2631 palabras) Publicado: 30 de mayo de 2015
UNIVERSIDAD ABIERTA PARA ADULTOS
UAPA
 
ESPAÑOL
 
FACILITADOR DR. CARLOS PÉREZ, PhD.
GUÍA DE ANÁLISIS PARA EL CUENTO !DILES QUE NO ME MATEN! DE JAUN RULFO.
 
1.- Vocabulario:
 
Hostigados, jaraneras, fuereño, entreverándome, afigurará, maniatado, sicuas, peñuscado, Horcón y costal.    
 
 
2.- Interprete las siguientes imágenes:
 
a)   …Maniatado por el miedo
b)   Allí en la tierra estaba todasu vida
c)    Sesenta años de vivir sobre ella, de encerrarla entre sus manos, de haberla probado como se prueba el sabor de carne
d)   Se pasó largo rato desmenuzándola con  los ojos, saboreando cada pedazo como si el último, sabiendo que sería el último
 
3.- Comente las expresiones siguientes y di si son usuales en nuestro país. 
 
a)    Date tus mañas
b)    …de a de veras
c)     …Es mejor dejarlas cosas de este tamaño
 
4.- Interpretación del texto
       
a)   ¿Cuáles son los personajes principales?
b)   ¿Cuáles son los hechos principales?
c)    ¿Cuál de esos hechos es el más importante? ¿Por qué?
d)   ¿Qué es un diálogo?
e)   ¿Entre cuál o cuáles personas se producen los diálogos del texto?
f)     ¿Cuál es el diálogo que nos trae la información más importante? Explique
 
5.-Redacción       
 
a)   Escribe una carta al coronel pidiéndole clemencia para Juvencio
b)   Escribe diálogo entre un habitante de Palo de Venado y el coronel, acerca de la situación de Juvencio (Todavía preso)
c)    De estar tu en la situación del Coronel… ¿Qué hubiera hecho?   
 
Juan Rulfo
(México, 1918-1986)

¡Diles que no me maten!

        —¡Diles que no me maten, Justino! Anda, vete a decirles eso.Que por caridad. Así diles. Diles que lo hagan por caridad.
        —No puedo. Hay allí un sargento que no quiere oír hablar nada de ti.
        —Haz que te oiga. Date tus mañas y dile que para sustos ya ha estado bueno. Dile que lo haga por caridad de Dios.
        —No se trata de sustos. Parece que te van a matar de a de veras. Y yo ya no quiero volver allá.
        —Anda otra vez. Solamenteotra vez, a ver qué consigues.
        —No. No tengo ganas de eso, yo soy tu hijo. Y si voy mucho con ellos, acabarán por saber quién soy y les dará por afusilarme a mí también. Es mejor dejar las cosas de este tamaño.
        —Anda, Justino. Diles que tengan tantita lástima de mí. Nomás eso diles.
        Justino apretó los dientes y movió la cabeza diciendo:
        —No.
        Y siguió sacudiendola cabeza durante mucho rato.
        Justino se levantó de la pila de piedras en que estaba sentado y caminó hasta la puerta del corral. Luego se dio vuelta para decir:
        —Voy, pues. Pero si de perdida me afusilan a mí también, ¿quién cuidará de mi mujer y de los hijos?
        —La Providencia, Justino. Ella se encargará de ellos. Ocúpate de ir allá y ver qué cosas haces por mí. Eso es loque urge.


        Lo habían traído de madrugada. Y ahora era ya entrada la mañana y él seguía todavía allí, amarrado a un horcón, esperando. No se podía estar quieto. Había hecho el intento de dormir un rato para apaciguarse, pero el sueño se le había ido. También se le había ido el hambre. No tenía ganas de nada. Sólo de vivir. Ahora que sabía bien a bien que lo iban a matar, le habían entradounas ganas tan grandes de vivir como sólo las puede sentir un recién resucitado. Quién le iba a decir que volvería aquel asunto tan viejo, tan rancio, tan enterrado como creía que estaba. Aquel asunto de cuando tuvo que matar a don Lupe. No nada más por nomás, como quisieron hacerle ver los de Alima, sino porque tuvo sus razones. Él se acordaba:
        Don Lupe Terreros, el dueño de la Puerta dePiedra, por más señas su compadre. Al que él, Juvencio Nava, tuvo que matar por eso; por ser el dueño de la Puerta de Piedra y que, siendo también su compadre, le negó el pasto para sus animales.
        Primero se aguantó por puro compromiso. Pero después, cuando la sequía, en que vio cómo se le morían uno tras otro sus animales hostigados por el hambre y que su compadre don Lupe seguía...
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