DILES QUE NO ME MATEN

¡DILES QUE NO ME MATEN!
Personajes:
Juvencio (Padre)
Justino (Hijo)
Don Lupe
El coronel
Narrador

Escenario: En un terreno con un clima árido a plena luz del sol, se encuentran una pila de piedras y un corral en donde está Juvencio.
Narrador: Lo habían traído de madrugada. Y ahora era ya entrada la mañana y él seguía todavía allí, amarrado a un horcón, esperando. No se podía estar quieto. Habíahecho el intento de dormir un rato para apaciguarse, pero el sueño se le había ido. También se le había ido el hambre. No tenía ganas de nada. Sólo de vivir. Ahora que sabía bien a bien que lo iban a matar, le habían entrado unas ganas tan grandes de vivir como sólo las puede sentir un recién resucitado. Quién le iba a decir que volvería aquel asunto tan viejo, tan rancio, tan enterrado como creíaque estaba. Aquel asunto de cuando tuvo que matar a don Lupe. No nada más por nomás, como quisieron hacerle ver los de Alima, sino porque tuvo sus razones.
Juvencio: (Desesperado) ¡Diles que no me maten, Justino! Anda, vete a decirles eso. Que por caridad. Así diles. Diles que lo hagan por caridad.
Justino: No puedo. Hay allí un sargento que no quiere oír hablar nada de ti.
Juvencio: Haz que teoiga. Date tus mañas y dile que para sustos ya ha estado bueno. Dile que lo haga por caridad de Dios.
Justino: No se trata de sustos. Parece que te van a matar de a de veras. Y yo ya no quiero volver allá.
Juvencio: (Con tono insistente) Anda otra vez. Solamente otra vez, a ver qué consigues.
Justino: No. No tengo ganas de eso, yo soy tu hijo. Y si voy mucho con ellos, acabarán por saber quién soyy les dará por fusilarme a mí también. Es mejor dejar las cosas de este tamaño.
Juvencio: Anda, Justino. Diles que tengan tantita lástima de mí. Nomás eso diles.
Justino: (Apretando los dientes y negando con la cabeza) No.
(Justino se levanta de la pila de piedras, se acerca a la puerta del corral observando fijamente a su padre, después da la media vuelta)
Justino: Voy, pues. Pero si de perdidame afusilan a mí también, ¿quién cuidará de mi mujer y de los hijos?
Juvencio: La Providencia, Justino. Ella se encargará de ellos. Ocúpate de ir allá y ver qué cosas haces por mí. Eso es lo que urge.
Juvencio: (Agacha la cabeza y comienza a hablar) Aun lo recuerdo…Don Lupe Terreros, el dueño de la Puerta de Piedra, por más señas mi compadre. Al que yo, Juvencio Nava, tuve que matar por eso; porser el dueño de la Puerta de Piedra y que, siendo también mi compadre, le negó el pasto para mis animales. Primero aguanté por puro compromiso. Pero después, cuando la sequía, en que vi cómo se morían uno tras otro mis animales hostigados por el hambre y que mi compadre don Lupe seguía negándome la yerba de sus potreros, entonces fue cuando me puso a romper la cerca y a arrear la bola de animalesflacos hasta las paraneras para que se hartaran de comer. Don Lupe y yo alegábamos y volvíamos a alegar sin llegar a ponernos de acuerdo. Hasta que una vez don Lupe me dijo:
(Luz para la segunda escenografía, se observa un establo a lo lejos y un potrero en donde están algunos animales, entra Don Lupe a escena)
Don Lupe: Mira, Juvencio, otro animal más que metas al potrero y te lo mato.
Juvencio:Mire, don Lupe, yo no tengo la culpa de que los animales busquen su acomodo. Ellos son inocentes. Ahí se lo haiga si me los mata.
Juvencio: (Monologando) Y me mató un novillo. Esto pasó hace treinta y cinco años, por marzo, porque ya en abril andaba yo en el monte, corriendo del exhorto. No me valieron ni las diez vacas que le di al juez, ni el embargo de mi casa para pagarle la salida de la cárcel.Todavía después, se pagaron con lo que quedaba nomás por no perseguirme, aunque de todos modos me perseguían. Por eso me vine a vivir junto con mi hijo a este otro terrenito que yo tenía y que se nombra Palo de Venado. Y mi hijo creció y se casó con la nuera Ignacia y tuvo ya ocho hijos. Así que la cosa ya va para viejo, y según eso debería estar olvidada. Pero, según eso, no lo está. Yo...