Dimensiones ontologicas de la persona
Sin embargo, Sartre advierte que, en verdad, el cuerpo propio nunca es vivido como algoexterno. Efectivamente, la experiencia que tengo de mi cuerpo no es la de algo distinto a mí mismo, diferente de mi subjetividad. Si bien, reconozco que mi cuerpo está conformado por distintos órganos, que posee objetividad, esto se debe a la experiencia que tengo del cuerpo del otro. Mi cuerpo puede ser tocado y visto. Sartre incluso cita el ejemplo de que, cuando voy al médico, percibo mi pierna de lamisma manera en que la percibe el profesional. Sin embargo, lo que de eso se infiere, no es que mi cuerpo sea algo objetivo o externo a mí mismo, sino que hay, en principio, dos dimensiones en las que mi cuerpo existe: el cuerpo “para-mí” y el cuerpo “para otro”. “Tocar y ser tocado, sentir que se toca y sentir que es tocado, he ahí dos especies de fenómenos que se tratan de reunir en vano bajo elnombre de doble sensación. De hecho son radicalmente distintos y existen en dos planos incomunicables”[2]. Por un lado, el cuerpo-sujeto; por otro, el cuerpo-objeto. Luego surgirá una tercera dimensión: la interiorización de mi cuerpo tal como se presenta para los otros, lo que implica concebirme a mí mismo a partir de cómo mi cuerpo se le presenta a los otros. A estas tres dimensiones delcuerpo, por su parte, Sartre les confiere un carácter ontológico ya que se trata de modos de ser propios de las estructuras del para-sí y no de simples actitudes empíricas.
El cuerpo para-sí
Sartre observa que, para el pensamiento cartesiano, los hechos de la conciencia son más fáciles de conocer que los hechos corpóreos. Esto ocurre porque se parte de la idea de que, mientras que losprimeros se afirman apodicticamente, los segundos necesitan de la bondad divina para poder considerarse como verdaderos. Tan sólo basta recordar que, para Descartes, tras afirmarse la evidencia del cógito, la realidad del cuerpo dependía de la existencia de un Dios perfecto que, debido a su misma perfección, jamás podría permitir que mis sentidos me engañasen. Dios era, pues, el garante de la realidadexterna al cógito.
Sin embargo, Sartre señala que los actos de conciencia que el cartesianismo toma como evidentes de suyo, se encuentran fundados en una dimensión más originaria de existencia. El cógito cartesiano es, en verdad, un cógito reflexivo, el cual, por su parte, se encuentra fundado en el cógito prerreflexivo. Es decir, la reflexión es el desdoblamiento de la conciencia sobresí misma; la conciencia se toma por objeto a sí misma y, en ese acto, se duplica: por un lado, tenemos la conciencia reflexionante, por otro, la conciencia reflexionada. El ser originario de la conciencia, por lo tanto, no es la reflexión. Al contrario, Sartre continúa la tesis husserliana, para quien toda conciencia es conciencia de algo. La conciencia es, entonces, posición de un objetotrascendente y no tiene contenido propio.
En este aspecto, Sartre es fiel a la fenomenología: la conciencia es, siempre, conciencia intencional. Volcada sobre el mundo, la conciencia está constantemente dirigida a los objetos que se le aparecen. Esto le hace afirmar a Sartre que “el para-sí es por sí mismo relación con el mundo”[3] . La existencia del para-sí implica necesariamente que hay mundo,...
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