Dinero y elecciones

Dinero y elecciones en un
contexto desigual y delictivo
Abraham Nuncio
Inmediato y privado. Necesito otros diez mil.
Será el último llamado.
No me falle. Responda hoy.
Primer Ministro del Canadá,
Sir John A. McDonald

Las elecciones no las ganan los votantes, sino los patrocinadores.
Diputado Estadounidense Charles Wilson
(Según el guión de Aaron Sorkin para el film
La guerra deCharlie Wilson)

Analistas y diplomáticos temen que los narcotraficantes
vayan a aumentar su influencia sobre la política mexicana durante
las elecciones legislativas programadas para julio.
The Wall Street Journal

I. Del ancien régime al nuevo Estado
Aún tiene vigencia la idea que Montesquieu plasmó en El espíritu de las
leyes sobre aquellas de índole electoral. Éstas son fundamentales y tanimportantes
en los estados populares –decía–, como aquellas que en las monarquías
establecen cuál es el soberano.
El mayor mérito de Montesquieu es haber teorizado, como antes lo hizo
Locke, sobre el gobierno dividido en tres poderes –el Estado absolutista alcanzaba
entonces su apogeo– y sobre la diferencia entre poder soberano y titulares
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delos órganos de gobierno. Esta representación del poder le era ajena a la
mentalidad europea de la época, y también a la de sus colonias.
Montesquieu apelaba a un supuesto contrario al de la monarquía absoluta
donde el monarca concentraba en su puño los poderes ejecutivo y
legislativo, mientras que controlaba, de la mano con la Iglesia, el poder
judicial. Partía de la idea de un sistema quedespués se convertiría en el
paradigma de gobierno en los países occidentales dominados por la burguesía
donde la división de poderes vino a ser su característica fundamental.
Las nuevas ideas se nutren de una realidad en acto. Las de los pensadores
de la Ilustración obedecían a las demandas de una parte de la burguesía,
que no se sentía representada en la esfera de las decisiones estatales. Elpoder económico del gran propietario, que era el monarca, y el poder
político que éste ostentaba se galvanizaban mutuamente e impedían que la
burguesía pudiera participar en la toma de decisiones. La capacidad económica
cada vez mayor de los nuevos propietarios les permitía disputarle
el poder al monarca en el triple plano económico, político e ideológico.
Requerían de recursos materialespara lograrlo; pero no sólo, también de
un más amplio radio de convencimiento que el del poder real y, por lo
tanto, de una nueva concepción del Estado.
Esa concepción requería de un ámbito ideológico donde la burguesía
con tendencias al cambio y sus aliados –las masas pobres, la pequeña burguesía,
los intelectuales ilustrados y sectores dentro de la nobleza, que también
secretaban descontentopor la autonomía que fueron perdiendo a lo
largo de los siglos XVII y XVIII en beneficio del absolutismo monárquico–
pudieran converger y sentirse identificados.1 Su objetivo radical era
desplazar el régimen monárquico por uno de carácter democrático.
En la base de la democracia se hallaban dos valores: el de la libertad y el
de la igualdad, y sus prácticas correspondientes. Tenía dos caras:por una
clamaba en contra de la jerarquía, base del orden monárquico, mientras
1 Hobsbawm, E.J., Las revoluciones burguesas; Guadarrama/Punto Omega, España, 1982,
pp. 127-136.
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que por la otra fortalecía las expectativas de mejoría de las masas pobres.
La libertad suponía, ante todo, la de comercio y la de expresión. La
igualdad, por su parte,consideraba las mismas obligaciones y derechos de
todos ante la ley. El cumplimiento de la ley no era sino una promesa; pero
no por ello su impacto fue menor. Casi dos mil años atrás se había producido
un impacto similar con la igualdad pregonada por el cristianismo:
todos los hombres eran iguales ante Dios. La realidad de la esclavitud duró,
sin embargo, casi dos mil años y, en algunas partes...