Dino El Pequeño Dinosaurio

Cuando desperté el dinosaurio ya estaba allí... Estaba confusa, no sabía qué hacer. Estaba metida en un hoyo oscuro del cuál no podía salir. ¿Qué hacía un dinosaurio en mi habitación? ¿Qué quería? Mehacía tantas preguntas... Solo podía pasar una cosa.
Todo empezó con un niño muy especial, mi nuevo vecino... se había mudado a la casa de enfrente. Mi familia y yo fuimos a visitarles y a decirlesque aquí nos tenían para todo lo que necesitaran. Eran muy amables y simpáticos y estaban dispuestos a darlo todo. La señora Jackson era alta, un poco rubia de bote, y bastante delgada para los añosque aparentaba; El señor Jackson era un hombre muy potente, era hombre de dinero y tenía una mirada fría, pero le gustaba hacer reír a los demás. El niño de la casa, ¿qué podía decir de él? Tenía algoalgo agradable. Era bajito de estatura media, rubio como la madre, tenía gafas (como el típico niño listo que sabe mucho) y tenía una piel blanca y fría. Me miraba entusiasmado mientras nuestrospadres hablaban, como si yo tuviera algo que a él lo dejase embobado, como si... le gustase ver aquella cara de niña de doce años, muy espabilada. Se me presentó solo, -Hola, soy Daniel ¿cómo te llamastú?, -Yo soy Raquel, encantada de conocerte, respondí. Seguía mirándome como si el mundo se acabara después... -¿Sales mucho por aquí? Me preguntó. -¿Yo? Claro, salgo todas las tardes con mis amigas,quedamos para practicar el baile de fin de curso. -Ah bueno, yo es que... te quería invitar a merendar mañana por la tarde, por si te apetecía y tal. -Venga vale, les diré que el baile puede esperar,queda todavía tres semanas, respondí. -Perfecto, entonces a las cinco en mi casa. Le miré con cara de un sí rotundo, y me fui para mi casa a preparar la mochila para el colegio.
Al día siguiente melevanté bastante emocionada, cuando terminó las clases me puse a hacer las tareas para tener toda la tarde libre e irme a casa de Daniel. -¡POR FIN!, dije, las acabé todas.
De camino a su casa, vi a...