dinorah'smind

Claro que extrañaba su vieja habitación, la cual permanecía intacta desde hacía casi ocho años, el mismo color azul marino adornando la pared y el suelo acre que hacía rechinidos cada vez que dabas un paso en él, aquél lugar olía mucho más fresco que su apartamento cuando las empleadas pedían un día libre, había terminado de ducharse, no estaba feliz, no, en absoluto, se había saltado elalmuerzo unos días antes, pero la cena de campaña, al menos tenía que tomarse un par de fotos, responder algunas preguntas para revistas y mandar a todos a la mierda e irse a aspirar líneas con sus amigos de la universidad, era lo único, dos horas tomando vino tinto y otros tipos de licor y podría dejar a su padre satisfecho, su único problema era aquella rubia que desde aquél día en su apartamento nohabía hablado con ella, ¿por qué?, porque se hartó de esperarla, se vistió y salió de su apartamento dejándola llorando encerrada en el baño, como si aquello calmara todo el odio que él le tenía.
Pero sus planes habían cambiado apenas tocó la alfombra del salón, no sólo lo estaban tratando como un desobligado, si no como un imbécil, ¿cómo ponía su padre a Meredith a cuidarlo?, sabiendo que ladetestaba, claro, tampoco podía abandonar la “fiesta” que celebrara su padre, tendría que quedarse en aquél lugar y fingir sonrisas a todas las personas del lugar. Ni siquiera pensaba dirigirles la palabra y si por él mismo fuera, habría contestado con el léxico vulgar que se cargaba en mente, pero no podía, claro que no, su única escapatoria era la salida de la cocina y no dejaría que nadie le hicieraperder la noche de su vida.
── Deja de seguirme, inepta, que no soy tu perro ── Tomó una de las copas de vino que estaban sobre la mesa principal y se la empinó, le dedicó una sonrisa a su “hermana” y le dejó la copa en las manos, con una sonrisa amplia, hizo su salida entre las personas, no esperaba por salir de ahí, apenas salía por la puerta ya se había desajustado la corbata y desabotonadolas mangas del saco que traía puesto, pero los pasos detrás de él lo hicieron detenerse ── ¿Estás de broma?, aléjate, Meredith, no tengo ganas de verte la cara, ¿no te cansaste?, ¡es tu día de suerte! Puedes largarte, dejarme en paz unas horas e irte a divertir… Emborráchate, acuéstate con el hijo del primer ministro yo qué sé ── exasperado, la dejó con la palabra en la boca mientras seguíacaminando, pero por más que se acercaba a su coche, seguía escuchando el tacón resonando en el suelo y la voz chillona a sus espaldas.

── ¿Entonces cuál es tu solución?, ¿seguirme hasta que me canse de ti y te deje abandonada en un callejón? ── Frunció el entrecejo mientras se subía al coche, pensó unos minutos si cerrarle la puerta en la nariz y arrancar lo más rápido posible, pero el punto era nohacer un show entre las cámaras ── Súbete, te llevaré a casa.

No podía hacer más que llevarla a su apartamento, la calle estaba abarrotada de cámaras, y su irreconocible Audi nuevo, era su mejor escapatoria, además, sería mejor ver a los dos McDermott huyendo que a sólo uno, después de todo, ella no tenía la culpa de que Max fuese un cabrón y escapara de cada cena especial para la familia. Sabíaque perdería valioso tiempo en tener que encerrarla en el apartamento para que no abriera la boca y dijera que él se había escabullido para irse a drogar por algún otro lado además, ¿qué sería lo peor de llevarla con él?, no era atractiva como las chicas exuberantes de sus típicas fiestas, en realidad, no haría mucho problema, así que sin siquiera consultarle, manejó hasta el lugar en el que lehabían dicho, estarían todos sus “amigos”.
Estacionó el coche y bajó, abriéndole la puerta a Meredith, le tomó el brazo bruscamente y la bajó del coche a jalones, la miró y tomó su vestido por el dobladillo que le quedaba una mano encima de la rodilla y lo bajó un poco más, sabía que si le hacían algo, el único culpable sería él. Le tomó la mano entrelazando sus dedos y resopló, comenzaba a...