DIOS
-Paraser muy cuerdo, y, en consecuencia muy feliz, basta con no dejarse arrastrar de las pasiones, cosa fácil como nadie ignora. Lo primero, nunca he de amar aninguna mujer. Cuando contemple a una mujer hermosa me diré a mí mismo: «Llegará un día en que esa cara se llene de arrugas, esos bellos ojos perderánsu brillo, ese busto firme y turgente se volverá fofo y caído, esa abundancia de pelo se trocará en calvicie.» Me bastará figurarme entonces cómo seráesa linda cabeza para que no me haga perder la mía. Lo segundo, siempre seré sobrio por más que me tiente la gula, los vinos exquisitos y el placer delas fiestas. Tendré muy en cuenta las consecuencias de los excesos de la mesa: el estómago estropeado, la cabeza pesada, la incapacidad para el trabajo.Comeré con sobriedad y con el goce de la salud, mis ideas serán claras y felices. Luego -continuaba Memnón-, no descuidaré mi hacienda. Soy hombremoderado. Tengo un capital que me produce buena renta y otro capital que maneja para acrecentarlo el tesorero general de Nínive. Con ellos puedo vivir sindepender de nadie, que es la mayor fortuna. No necesitaré nunca ir a besar manos de palaciegos, ni envidiaré a nadie, ni de nadie seré envidiado. Amigostengo -dijo, en fin-, y los conservaré, porque jamás he de serles desleal y ellos serán buenos conmigo y yo con ellos; tampoco en esto hay dificultad.
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