Dios
Tal sentimiento de culpa es abrumador. Hace que el creyente se sienta avergonzado, culpable y bajo condenación. Sólo después de comprobar que el Señor ha perdonado completamente sus pecados y después de recuperar su gozo espiritual, este creyente puede sentirsecontento. Sin embargo, esta clase de felicidad no le dura mucho. Aquellos creyentes que permanecen en tal nivel de crecimiento en la vida divina, muy pronto tropezarán nuevamente y ¡perderán nuevamente su gozo! Al poco tiempo, ¡se encontrarán cometiendo nuevamente el mismo pecado! Les parece tan natural caer en pecado. Es como si algún poder interno los dominara en un instante, y los condujera adecir y hacer algo errado sin poder controlarse. Al estar en tal condición, dichos creyentes invariablemente se encuentran llenos de remordimiento. Invariablemente, ellos hacen ante el Señor una serie de votos y decisiones. Se imponen a sí mismos una serie de normas, con la esperanza de no cometer nuevamente el mismo error. A la vez, ruegan ser limpiados nuevamente con la sangre del Señor y procuranque el Señor los llene nuevamente del Espíritu Santo. Después de esto, parecen sentirse bastante satisfechos y creen haber dejado atrás su último pecado; piensan que de ahora en adelante se encuentran camino a la santidad. Sin embargo, los hechos son contrarios a tales deseos, pues muy pronto, quizás apenas unos días después, ¡caen nuevamente! Una vez más, se hunden en un profundo remordimiento acausa de su fracaso y se sienten profundamente acongojados; sus esperanzas de llegar a ser santos se hacen añicos. Todas las decisiones que tomaron y las normas que se impusieron a sí mismos, no les han servido de nada. Y aunque probablemente reciban de nuevo el perdón del Señor, les resulta difícil creer que serán capaces de refrenarse para no pecar nuevamente. Aunque todavía oran, rogando alSeñor que los guarde, abrigan muchas dudas en su corazón y comienzan a preguntarse si verdaderamente el Señor puede guardarlos de volver a pecar.
Los nuevos creyentes experimentan esto con mucha frecuencia. Casi a diario, se condenan a sí mismos y se llenan de congoja. A veces se condenan a sí mismos varias veces al día, incluso docenas de veces diariamente. Tal vida en la que se encuentran...
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