Dioses

UNIVERSIDAD JUAREZ DEL ESTADO DE DURANGO

ESCUELA DE PSICOLOGÍA Y

TERAPIA DE LA COMUNICACIÓN HUMANA

De la Torre Cisneros Laura Jazmín

Psicopatología

Leticia

12de Marzo de 2010

IV

Entre todas las nociones gradualmente desarrolladas por la teoría analítica, la doctrina de los instintos es la que dio lugar a los más arduos y laboriosos progresos. Sin embargo, representa unapieza tan esencial en el conjunto de la teoría psicoanalítica que fue preciso llenar su lugar con un elemento cualquiera. Schiller, el poeta filosofo, me ofreció un primer punto a apoyo, según el cual, “hambre y amor” hacen girar coherentemente el mundo. Bien podía considerar el hambre como representante de aquellos instintos que tienden a conservar al individuo; el amor, en cambio, tiende hacia losobjetos: función primordial, favorecida en toda forma por la naturaleza, reside en la conservación de la especie.

La neurosis venia a ser la solución de una lucha entre los intereses de la auto conservación y las exigencias de la libido, una lucha en la que el yo, si bien triunfante, había pegado el precio de graves sufrimientos y renuncias.

Pero cuando nuestra investigación progreso de losreprimido a lo represor, de los instintos objétales al yo, fue imprescindible llevar a cabo cierta modificación. El factor decisivo de este progreso fue la introducción del concepto de narcisismo, es decir, el reconocimiento de que también el yo esta impregnado de la libido.

El concepto de narcisismo nos permitió comprender analíticamente las neurosis traumáticas, así como muchas afeccioneslimítrofes con la psicosis y aun a estas mismas. Dado que los instintos yoicos resultaban ser libidinales, por un momento pareció inevitable que la libido se convirtiese en sinónimo de energía instintiva en genera, como Jung ya lo había pretendido anteriormente.

El siguiente paso se dio en más allá del principio de placer cuando por primera ves la atención fue despertada por el impulso derepetición y por el carácter conservador de la vida. Se dedujo que el instinto que tiende a conservar la ausencia viva y a condensarla en unidades cada ve mayor, debía existir otro, antagónico de aquel, que tendiese a resolver estas unidades y a retornarlas al estado primitivo, inorgánico. De modo que además del Eros habría un instinto de muerte. Si bien podía admitirse que el instinto de muerte actuasesilenciosamente en lo último del ser vivo, persiguiendo su desintegración.

De tal manera, el propio instinto de muerte seria puesto al servicio del Eros, pues el ser vivo destruiría algo exterior, animado o inanimado, el lugar de destruirse a si mismo. La aceptación dl instinto de muerte o de destrucción ha despertado resistencia aun en círculos analíticos.

El termino libido puede seguiraplicándose a las manifestaciones del Eros para discernirlas de la energía inherente al instinto de muerte. En todo lo que sigue adoptaré, el punto de vista de que la tendencia agresiva es una disposición instintiva innata y autónoma del ser humano. Además se retorna que la afirmación de aquella constituye el mayor obstáculo con que tropieza la cultura.

Dicho instinto ce agresión es eldescendiente y principal representante del instinto de muerte, que se ha encontrado junto al Eros y que con el comparte la dominación del mundo.

VII

La cultura domina la peligrosa inclinación agresiva del individuo, debilitando a este, desarmándolo y haciéndolo vigilar por una instancia alojada en su interior, como una guarnición militar en la ciudad conquistada. El psicoanalista tiene sobre la génesisdel sentimiento de culpabilidad una opinión distinta de la que sustentan los psicólogos.

Uno se siente culpable, cuando se ha cometido algo que se considera “malo”; pero quizá se llegue a agregar, después de algunas vacilaciones, que también podrían considerarse culpable quien no halla hecho nada malo, sino tan solo reconozca en si la intención de hacerlo, y en tal caso se planteara la...