Diplomacia Profesional
Decidir la profesión a la que va a dedicar su vida es, para el individuo, decidir la clase de hombre que quiere ser. La opción profesional se inscribe, pues, en la cuestión más general de la vocación personal. Tema grave y denso al que Max Weber dedicó páginas profundas. El vocablo alemán Beruf—que procede de la traducción luterana de la Biblia—atesora la ricaconnotación etimológica y semántica de nuestra palabra profesión: vocación, llamada, misión, carrera, destino... El vocablo vocación remite a un peculiar contenido vivencial cuyo núcleo consiste en la posesión de un interno equilibrio y de un sentimiento interior producidos por la conciencia de que, para el sujeto de una vocación, la vida tiene sentido, significa algo, sólo cuando se pone al serviciode una causa, de una tarea, de un quehacer. Pero todo quehacer da sentido a una vida vinculada a un ethos específico, a una economía ética total de la conducta humana encardínada en una concepción del mundo. Mediante un fino utillaje conceptual, Eduard Spranger tipificó los conjuntos estructurales y las formas del ethos a que todo llamamiento interior o vocación puede hacer referencia. Sprangerseñaló cómo la estructura total del espíritu consta de una serie de estructuras parciales, toda vez que cada acto espiritual está siempre referido a un sentido, y que cada sentido remite a un valor. A los actos cognoscitivos, estéticos, económicos, políticos y sociales corresponden otros tantos valores determinantes. La actividad de esas estructuras espirituales parciales es doble: de una parte,aprehenden en las vivencias individuales sentidos específicos; y, de otra parte, producen y crean sentidos objetivos. A través de los diferentes sentidos objetivos, cada estructura realiza un valor propio. De esta realización objetiva de valores
* Texto de una conferencia pronunciada en los «Coloquios de Orientación Jurídica y Profesional» organizados por la Facultad de Derecho de la Universidad deBarcelona
GONZALO PUENTE OJEA
ha nacido la cultura. La "cultura", vida espiritual histórica y socialmente considerada, se articula, pues, en una serie de esferas de trabajo o de funciones, en cada una de las cuales se realiza un valor específico. Cada especie de valor determina—en cuanto que el espíritu se propone fines reales—el logro de una meta, de un designio; de ahí que esas esferaspuedan llamarse conexiones de designio, en cada una de las cuales se aloja una determinada ley que regula el sistema de los medios estructuralmente idóneos para el valor que la vocación persigue. En términos generales, tales esferas son la ciencia, la economía, la técnica, el arte, la moral, la religión, la sociedad, el Estado, el derecho y la educación. Corresponden a esos designios otras tantasconfiguraciones culturales fundadas en ciertas formas fundamentales de legalidad espiritual, las cuales permiten estructurar según un número limitado de temas cardinales la múltiple urdimbre de la vida. La vida de cada individuo tiende a realizarse en torno a estructuras fundamentales específicas que confieren lo que Aloys Fischer ha llamado relieve de vida. Cada uno de nosotros tiene su propiorelieve vital, según el tipo de relación predominante con el mundo exterior. Por este cauce, la riqueza infinita de individualidades se reduce a un número limitado de tipos humanos. No resulta ocioso introducir a una fenomenología de la función diplomática desde una tipología de las formas de vida. A cada conexión de designio corresponde un tipo de personalidad en el que las estructuras secundarias seorganizan en función de la estructura predominante. Cada tipo de personalidad inspira su vida en una cierta clase de valores y en un cierto ethos, que constituyen los resortes de su motivación. Homo theoreticus, homo aesteticus, homo oeconomicus, homo socialis, homo politicus, homo religiosus, son otros tantos tipos ideales fundamentales orientados según lo que Spranger llama una racionalidad...
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