En el crudo invierno de 1969, un 30 de enero, para ser más exactos, falleció el empresario Régulo Cattanzaro, principal accionista de la firma “Tómate-lo”, en circunstancias sospechosas: fue muertocon un abrelatas. Nada en la próspera carrera del exitoso hombre de empresa hacía sospechar un suicidio. La investigación policial condujo las pistas, en primer lugar, hacia su viuda y principalheredera, Raquel Sforza, quien según versiones de su suegra en más de una oportunidad había amenazado con deshacerse del occiso “triturándolo”. Esta versión fue desmentida calurosamente por elmayordomo, Gastón, quien, según la servidumbre de la casa, estaría secretamente enamorado de Raquel Sforza y, ni bien fue hallado el cadáver de su señor, había murmurado: “Yo le advertí que no siguierainsultando”. Ante estas declaraciones del personal de servicio, se procedió a interrogar al mayordomo, quien derivó la investigación hacia los socios de Cattanzaro en “Tómate-lo”, quienes, de sercierta la versión del criado, tenían serias diferencias con el difunto por su forma autoritaria de conducir la empresa de jugo de tomate en lata.
Veinticinco años después, el juez a cargo de la causadejó sobre el escritorio de su secretario la siguiente nota, para que éste redactara el fallo:
Si declarare culpable a la viuda de Cattanzaro Raquel Sforza no seria una decision acertadaresponsabilizar al mayordomo de la casa en el crimen no estarian implicados los socios del occiso en el negocio si estoy en lo cierto.
*) Sí, declararé culpable a la viuda de Cattanzaro, Raquel Sforza. Nosería una decisión acertada responsabilizar al mayordomo de la casa. En el crimen no estarían implicados los socios del occiso en el negocio. Sí, estoy en lo cierto.
*) Si declarare culpable a laviuda de Cattanzaro, Raquel Sforza: no sería una decisión acertada responsabilizar al mayordomo de la casa; en el crimen, no estarían implicados los socios del occiso en el negocio¡ Si estoy en lo...
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