Direecion
La blanca helada se acabó,
los sueños verdes nada valen,
tras un mal día de trabajo
llega el momento de la sucia puta:
su simple fama llena nuestra calle.
Todos los hombres:
blancos, rubicundos, negros
derivan hacia su forma desmañanada.
Fijaos, os pido, en esa boca
hecha para bofetadas
en ese rostro costuroso
sesgado a fuerza de pintarrajos, hondones, marcas,violado por cada hosco año.
Ningún hombre se le acerca
que sea capaz de concentrar aliento
con que corcusir fuego de amor en tan fétida mueca
como apuntan
mis castísimos ojos
saliendo de charco, zanja, trago.
* * * * *
El jardín solariego
Las fuentes resecas, las rosas terminan.
Incienso de muerte. Tu día se acerca.
Las peras engordan como Budas mínimos.
Una azul neblina, rémora del lago.Y tú vas cruzando la hora de los peces,
los siglos altivos del cerdo:
dedo, testuz, pata
surgen de la sombra. La historia alimenta
esas derrotadas acanaladuras,
aquellas coronas de acanto,
y el cuervo apacigua su ropa.
Brezo hirsuto heredas, élitros de abeja,
dos suicidios, lobos penates,
horas negras. Estrellas duras
que amarilleando van ya cielo arriba.
La araña sobre sumaroma
el lago cruza. Los gusanos
dejan sus sólitas estancias.
Las pequeñas aves convergen, convergen
con sus dones hacia difíciles lindes.
* * * * *
Hongos
De noche, muy
blancos, discretos,
muy silenciosos
nuestros pies, nuestras
narices captan
la tierra, el aire.
Nadie nos ve,
para, traiciona;
los granos abren
paso, los puños
púas apartan
y hojas tupidas,incluso alfombras.
Mallos, arrietes,
sordos y ciegos,
del todo mudos,
agrandan grietas,
sondean huecos.
De agua vivimos,
de migas de aire,
suaves pedimos:
o todo o nada.
¡Somos tantísimos!
¡Somos tantísimos!
Somos estantes,
mesas, muy dóciles
y comestibles,
entrometidos
involuntarios.
Somos fecundos:
mañana el mundo
será ya nuestro:
ya os avisamos.
** * * *
Lorelei
No es noche ésta de ahogarse:
luna llena, reacio
río bajo luz suave,
acuosas nieblas bajan
tupidas como redes
cuyos dueños reposan,
traduciéndose en vidrio
lúcido mientras flotan
las torres del castillo
hacia mí hiriendo el rostro
del silencio. Ascienden
sus miembros poderosos
y álgidos, pelo grave
más que mármol, y cantan
de un mundo más amable
queninguno. Estos cantos,
hermanas, sobrepasan
al oído gastado
que aquí, en el campo, escucha
bajo el orden impuesto.
La armonía caduca
el orden que vosotras
sitiáis con vuestras voces.
Vivís entre las rocas
de oníricas promesas
de refugio. De día
bajáis de la pereza,
de altas ventanas. Peor
que vuestro enloquecido
canto o mudez. La voz
de vuestro fondo llama:
embriaguez delabismo.
Oh río, veo tu larga
y honda línea argentina,
esas diosas de paz.
Piedra, piedra, me abismas.
* * * * *
Otoño de ranas
El verano envejece, madre fría,
y los insectos son raros y escuálidos.
En este hogar palustre solamente
graznamos, nos ajamos.
Las mañanas se van en somnolencia.
El sol tardíamente nos alumbra
entre cañas sin nervio. Moscas fáltanos.
El helechose muere.
La helada hasta la araña envuelve.
Cierto que el dios de la abundancia
por aquí anda. Nuestra gente
adelgaza, da pena.
* * * * *
Metáforas
Adivíname: nueve sílabas
tengo, elefante, casa grande,
melón con sólo dos tentáculos.
¡Oh fruta, marfil, leño fino!
Dinero nuevo en este bolso.
Soy medio, escena, vaca grávida.
Comí muchas manzanas verdes.
Del tren en que voy nadiebaja.
* * * * *
Solterona
Esta chica de quien hablamos
en un paseo de abril ceremonioso
con su último pretendiente
súbitamente se asombró muchísimo
del charlar de los pájaros
y las hojas caídas.
Así, afligida, ella
vio que los ademanes de su amante
agitaban el aire y se irritó
entre el caos de flores y de helechos
acres. Juzgó los pétalos...
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