discurso 12 de octubre
Estimadas autoridades, queridos colegas, alumnos, padres:
Un nuevo 12 de octubre nos encuentra reunidos en nuestro querido colegio para reflexionar acerca de los orígenes de nuestra patria. Precisamente sobre dos puntos quiero detenerme hoy: por un lado, la recuperación de la institución educativa como espacio para la contemplación y lareflexión; y por otro lado, en inmediata relación con el punto anterior, el valor del 12 de octubre como antecedente remoto de los orígenes de nuestra Patria.
No es azaroso que una reflexión de esta índole, una reflexión sobre el 12 de octubre, sea llevada a cabo en la escuela. Bien podría desarrollarse también en cualquier otro sitio: en la mesa familiar, en una reunión con amigos, en un sermónparroquial, etc. Pero en el ámbito educativo, la reflexión sobre los hechos trascendentes cobra una significación particular, ya que la escuela es (o debería ser) el ámbito por excelencia para la contemplación y la reflexión sobre la realidad. En efecto, la palabra escuela – sjolé en griego, schola en latín – fue empleada en la antigüedad clásica y en el Medioevo para hacer referencia al sitioreservado para la observación del orden dado en el universo. Los pensadores clásicos, tan sabios ellos, ponderaban enormemente el tiempo y el espacio dedicado a meditar y a contemplar la realidad. Pues la contemplación nos conduce a una mayor comprensión del mundo que nos rodea, y más importante aún, la contemplación del mundo nos remite a la idea del Creador del mismo. Y el tiempo que los antiguos ymedievales destinaban a la contemplación lo llamaban ocio. Tan distinto era aquel ocio contemplativo a lo que hoy la sociedad llama ocio. En la época antigua, el que se dedicaba al ocio era alguien que dejaba ingresar en su alma la esencia de las cosas. En cambio, hoy el que se dedica al ocio es alguien que no hace nada, es un vago. En el ocio clásico, el ocio de antes, uno se abría a la totalidadde lo real, al mundo natural. En el ocio actual, uno se cierra a la realidad para abrirse al ficticio mundo de la pantalla de la televisión o al mundo virtual de la computadora. El ocio clásico alimenta las mejores virtudes como la paciencia, la piedad y sobre todo la caridad, pues a mayor conocimiento del mundo creado, mayor conocimiento de su Creador, y a sí mismo, cuanto más lo conozcamos alCreador, más lo amaremos. Contrariamente el ocio actual suele abrir la puerta para toda clase de vicios, comenzando por la pereza. Vemos entonces que ambos sentidos de la palabra ocio no sólo son distintos, sino que son totalmente contrarios. El mundo de hoy ya no tiene tiempo para la reflexión, para la meditación, para la contemplación. Pareciera ser que lo más importante es la acción, el ruido,el movimiento vertiginoso, la construcción y destrucción, el cambio. No importa que el cambio sea bueno o malo, lo que cuenta es el cambio por el cambio mismo. Estas son las reglas del juego de la sociedad de hoy. Y esto es lo que, padres y docentes, debemos combatir sin descanso a la hora de educar a nuestros chicos. Es urgente recuperar, dentro y fuera de la escuela, espacios para la soledad yel silencio. Para la contemplación y la reflexión sobre lo contemplado. A la sociedad de hoy le resulta insoportable el silencio. El silencio da lugar al examen de conciencia y al encuentro con Dios. La sociedad de hoy es teofóbica, rechaza a Dios, y por eso, ingenuamente cree que puede huir de Él, refugiándose en el ruido y el movimiento. Insisto: recuperemos, en la escuela y en nuestros hogares,espacios para el silencio y la meditación. Apaguemos un momento la maldita caja boba, y tengamos por un rato la dicha de compartir una cena en silencio con nuestros hijos. Apartemos por un instante la vista de la pantalla y enfoquemos nuestras miradas en los ojos de nuestros chicos. Muchas veces nos quejamos porque no los entendemos, porque son muy distintos a nosotros, porque se mantienen...
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