Discurso 17 de agosto
Cuando recordamos una figura de la talla de San Martín, se agranda la imagen de la Patria y se agiganta su libertad y su soberanía porque San Martín está másallá del héroe, más allá del sacrificio y de todo cuanto significa virtuosismo cívico y moral.
Hacemos un alto en la tarea cotidiana y reverenciamos su nombre y sus hazañas,para que sirvan de ejemplo y de modelo a todas las generaciones que vayan surgiendo a través del tiempo y de la historia.
“San Martín, ha dicho un conocido escritor, fueargentino por cuna; pero hombre de Esparta por sus hábitos”.
Todas sus actitudes y sus acciones estaban realizadas con designios históricos y en todos ellos estaba calculada laofrenda y la abnegación.
Cuando el Libertador renuncia tiene el gesto de los predestinados; lo hace en silencio y sin más luces que el eclipse de su gloria.
Se fue desu patria para no verla sufrir y se fue más allá de los mares para escuchar sólo sus serenos rumores.
Murió lejos de su amada tierra y así se presentó en la historia comoalgo definitivo y también planificado con grandeza y con serenidad.
La historia no tiene otra figura que pueda trazar análoga trayectoria.
San Martín fue argentinoíntegro y único; su vida es ejemplo de virtudes dignas de un emperador de la libertad y la justicia.
Realizó la conquista del poder para después devolverlo intacto a los pueblosrespectivos convirtiéndolos en libres.
Su nombre seguirá en los labios de todas las generaciones futuras para rendirle el culto que no gozó en la tierra porque sus gestos derenuncia y ostracismo así lo determinaron. La historia le dio grandeza, nosotros la conservaremos a través de nuestros hijos y el tiempo será el mudo testigo de sus valores.
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