Discurso 17 De Agosto
Reunidos para honrar la memoria del Gran Capitán de los Andes, el glorioso general San Martín, les deseo proponer que por esta vez dejemos al hombresuperior de las campañas militares y de las hazañas cantadas por la poesía épica, para referirnos al San Martín íntimo, al hombre que supo ser amigo, esposo, padre y abuelo, desempeñando cada uno deesos roles con la misma dignidad y la altura que lució como soldado.
Podríamos hablar de su amistad “corta pero profunda” con el General Belgrano, al que conoció en Yatasto cuando le entregara elmando del Ejército del Norte, al que casi de inmediato renunciara. Los unió un sólido sentimiento de afecto, sobre todo porque San Martín supo valorar los méritos humanos del creador de nuestraBandera, al que honró con sus elogios. Pero queremos hablar de uno que engloba la amistad y el amor conyugal: el que tuvo para su esposa: doña Remedios de Escalada. El mismo lo dijo una vez, enuna carta que escribió a un amigo diciéndole… que cualquier hombre podía tener una esposa que lo amara, pero que además Remedios era para él también una amiga. Elogio este que dejó impreso enmármol imborrable…
Padre y abuelo ejemplar, maestro de su hija y de sus nietas en el más alto sentido de la palabra “maestro”, escribió para la primera esas máximas que si se aplicaran ahorrarían almundo muchos bochornosos espectáculos de decadencia de las costumbres morales y del respeto entre los hombres.
Hasta el final de sus días, se dedica a la educación de su hija y colabora con laformación de sus nietas, mientras se carteaba con los amigos del ayer, un día como tantos dedicado totalmente a la lectura de los diarios, que le hacía su hija porque sus ojos ya no le permitíanver, se recuesta porque no se sentía bien, y a las tres de la tarde no pudo dar cuerda a su reloj, como lo hacía todos los días, y el reloj se detuvo… como también lo hizo… a esa misma hora, su...
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