DISCURSO DEL SANTO PADRE FRANCISCO
A LOS PARTICIPANTES EN EL CURSO DE FORMACIÓN
DEL MOVIMIENTO DE CURSILLOS DE CRISTIANDAD
Aula Pablo VI
Jueves 30 de abril de 2015
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenas tardes!
Ante todo, debo pedir perdón, porque este encuentro estaba previsto para mañana, y creo que habéis debido hacer muchos cambios e incluso con dificultad, en los transportes, en losmedios de transporte… Os pido perdón de verdad.
Hubo una confusión. Sabéis que el Papa es infalible cuando hace definiciones dogmáticas, algo que se hace, pero raramente… Pero también el Papa tiene sus defectos, y con sus defectos no tiene nada que ver la infalibilidad. Y este Papa es poco ordenado e incluso indisciplinado. Y de aquí surgió esta confusión. Por eso os pido perdón. Gracias.
Conocíalas preguntas, he escrito un discurso que las responde, pero a veces volveré a algunas preguntas, porque hay cosas que quiero destacar.
Como ha dicho el presidente, habéis venido a Roma para vuestra Ultreya, nombre que retoma el antiguo saludo de los peregrinos de Santiago de Compostela, que se animaban recíprocamente a ir «más allá», «siempre más allá». Esta es para vosotros una verdadera reuniónentre amigos, un encuentro fraterno de oración, de fiesta, de comunión de vuestra experiencia de vida cristiana. Doy las gracias a vuestros representantes, que me han manifestado los propósitos, las problemáticas y las perspectivas de vuestro Movimiento. Por mi parte, quiero ofreceros algunas sugerencias útiles para vuestro crecimiento espiritual y vuestra misión en la Iglesia y en el mundo.Estáis llamados —no habéis elegido antes, no, habéis sido elegidos, habéis sido llamados— a hacer fructificar el carisma que el Señor os ha confiado y que es el origen de Cursillos de cristiandad, en cuyo grupo de iniciadores sobresalen Eduardo Bonnín Aguiló y el entonces obispo de Mallorca, Juan Hervas y Benet —¡era valiente!—, que supo acompañar con solicitud paterna el crecimiento del Movimiento.En los años cuarenta del siglo pasado ellos, junto con otros jóvenes laicos, se dieron cuenta de la necesidad de llegar a sus coetáneos, vislumbrando el deseo de verdad y amor presente en su corazón. Estos pioneros de vuestro Movimiento fueron auténticos misioneros: no dudaron en tomar la iniciativa y se acercaron valientemente a las personas, involucrándolas con simpatía y acompañándolas conrespeto y amor en el camino de fe. Esto es importante: la simpatía, la compañía… Quiero decir una cosa de vuestro Movimiento: no habéis hecho proselitismo. Y esta es una virtud. «La Iglesia no crece por proselitismo, sino por testimonio» —nos dijo el Papa Benedicto—. Y es así. No habéis hecho proselitismo. Es una gracia de Dios. Siguiendo su ejemplo, también vosotros queréis anunciar hoy la buena nuevadel amor de Dios, acercándoos a los amigos, a los conocidos, a los compañeros de estudio y trabajo, para que también ellos puedan vivir una experiencia personal del amor infinito de Cristo que libera y transforma la vida. ¡Qué necesario es salir, ir más allá, sin cansarse jamás, para encontrar a los así llamados lejanos!
Para ayudar a los demás a crecer en la fe, realizando un itinerario deacercamiento al Señor, es preciso experimentar personalmente la bondad y la ternura de Dios. Esta experiencia es el inicio del camino que realizáis. Cuando veis, os dais cuenta de que en vuestra vida Dios ha sido tan bueno, tan tierno, tan misericordioso, esto quiere salir, quiere llegar a los demás. El Señor quiere encontrarnos, el Señor quiere morar con nosotros, ser amigo y hermano, nuestro maestroque nos revela el camino por recorrer para llegar a la felicidad. No nos pide nada a cambio, sólo pide que lo acojamos, porque el amor de Dios es gratuidad, puro don. Esto es importante. Para dar testimonio es necesario reconocer que todo lo que tenemos es puro don, es regalo, es gratuito, es gracia. Y esto no se compra, esto no se vende. Es un camino de gratuidad, es un camino que no se puede...
Regístrate para leer el documento completo.