Discurso López Morales

Conferencia dictada por el Dr. Humberto López Morales, al ser galardonado con el
Doctorado Honoris Causa de la Universidad de Costa Rica.
28 de setiembre de 2004
Hace ya mucho tiempo, un niño de 13 años estudiaba geografía de América en un colegio
escolapio de La Habana. Era un día igual a los otros. La misa, la fila ordenada que nos llevaba al
‘salón de la reina’, como lo llamábamos ennuestra ingenuidad, y por fin al aula. El P. Ortiz
hablaba ese día de América Central, y le llegó el turno a Costa Rica. Su palabra, sistemáticamente
acéptica, desgranaba nombres de volcanes, ríos, valles y ciudades. Y de pronto, algo insólito: al
referirse brevemente al sistema de gobierno, nos miró fijamente y nos dijo:’ Costa Rica:
democratiae speculum’. Creo que sabía que aquello iba aintrigarnos. Y así fue. No habíamos
estudiado latín todavía, pero de haberlo hecho, hubiese sido el clásico, en el que vanamente
buscaríamos tal expresión, que solo se documenta en un período muy tardío.
La intriga que me produjo aquella expresión, que nuestro profesor nunca tradujo, me acompañó
durante mucho tiempo. Años después vino lo de San José, ‘Atenas de América’, pero ya esto
entraba dentrode nuestras posibilidades de comprensión. Bastante más tarde, cuando ya había
averiguado que aquel enorme retrato al óleo de ‘la reina’ que veíamos a diario, era Isabel II de
España, reina efectivamente, que allí estaba porque había otorgado el permiso regio a la Orden de
las Escuelas Pías para instalar sus establecimientos escolares en América, en Cuba
concretamente.
Conocí a Nicolás Farrayen el corto período universitario que pasé en La Habana. Cuando
coincidíamos en el autobús, caminábamos juntos hasta la Facultad bajo los frondosos árboles que
franqueban la verja de la Quinta de los Molinos, el jardín botánico universitario, que propiciaba
un paisaje lo suficientemente bucólico como para que Nicolás recitara versos de Catulo, su gran
amor de siempre. Pasó mucho tiempo y hasta‘un águila sobre el mar’, que diría Martí, y no volví
a saber de él. El éxodo nos llevó a todos a diferentes sitios.
Pero un buen día, en una calle madrileña, allí estaba, jovial, afectuoso y sobre todo, sabio.
Enseñaba en la Universidad de Costa Rica, Costa Rica aquel, democratiae speculum de
comienzos de mi adolescencia. Nunca supe por qué a Nicolás le divertía tanto aquella anécdota,

1pero sospecho que el latinajo le habría parecido de todo menos latín auténtico. ¡Vaya usted a
saber!
De su mano generosa llegué a Costa Rica las primeras veces, y con él y de su boca aprendí a
conocer y a admirar –como el P. Ortiz- este país maravilloso. Después aumentaron mis amigos y
mis visitas a la Universidad. No es necesario que insista en este hecho porque solo ese afecto
intensoque produce la amistad es la razón de que hoy esté aquí, recibiendo este honroso, pero
inmerecido, reconocimiento. No puedo experimentar mayor alegría que mostrando mi inmensa
gratitud a esta noble casa de estudios, que tanto ha enseñado a nuestros pueblos hermanos, por
este derroche de generosidad y de afecto. Permítanme que encarne en la persona de D. Víctor
Sánchez Corrales, a quien me une,entre otras muchas cosas, el hermoso afecto hacia Nicolás y su
memoria, mis reconocimientos institucionales. No importa que sea yo consciente de que mis
escasos méritos no sean los que me hayan hecho merecedor de este galardón; la ciencia, la
dedicación asidua a la investigación, el entusiasmo por el trabajo y por la cátedra, ya son prendas,
aunque de pocos quilates. La amistad, en cambio, esel sentimiento más alto y puro que pueden
regalar los bien nacidos. Gracias Víctor por la tuya. Esa sí creo merecerla.
***
Las palabras de presentación del Dr. Sánchez Corrales han insistido en mi preocupación
constante por el tema ‘lengua, cultura e identidad’. Así es en efecto. Y me permito intentar
demostrarlo ante este público selecto que me honra hoy con su presencia.
Son varias las...