Discurso Sobre El Libre Cambio
Miseria de la filosofía
DISCURSO SOBRE
LIBRE CAMBIO
EL
Pronunciado por Marx el 9 de enero de 1848 en una sesión
pública de la Sociedad Democrática de Bruselas
[1]
Señores:
La abolición de las leyes cerealistas en Inglaterra es el triunfo más grande
que el libre cambio ha alcanzado en el siglo XIX. En todos los países donde
los fabricantes hablan de libre cambio, tienen en cuentaprincipalmente el
libre cambio del grano y de las materias primas en general. “Gravar con
aranceles protectores el grano extranjero es una infamia, es especular con el
hambre de los pueblos”.
Pan barato y salarios altos —cheap food, high wages—: he aquí el único
objetivo en aras del cual los freetraders ingleses han gastado millones, y ya
han contagiado con su entusiasmo a sus cofrades delcontinente. En general,
si se quiere el libre cambio es para mejorar la situación de la clase
trabajadora.
Pero, ¡cosa extraña!, el pueblo, al que se quiere proporcionar a toda costa
pan barato, es muy ingrato. El pan barato goza hoy en Inglaterra de tan mala
reputación como el Gobierno barato en Francia. El pueblo ve en los hombres
llenos de abnegación, en un Bowring, un Bright y consortes, sus mayoresenemigos y los hipócritas más desvergonzados.
Todo el mundo sabe que la lucha entre los liberales y los demócratas es en
Inglaterra la lucha entre los freetraders y los cartistas.
Veamos ahora cómo los freetraders ingleses han demostrado al pueblo los
buenos sentimientos que les mueven.
He aquí lo que decían a los obreros de las fábricas:
El arancel de los cereales es un impuesto sobre el salario;este impuesto lo
pagáis a los grandes terratenientes, a esos representantes de la aristocracia de
la Edad Media; si vuestra situación es calamitosa, la causa estriba en la
carestía de los artículos de primera necesidad.
Los obreros, a su vez, preguntan a los fabricantes: ¿Cómo se explica que en
el curso de los últimos treinta años, en los que nuestra industria ha alcanzado
el mayor desarrollo,nuestro salario haya bajado en una proporción mucho
mayor de lo que ha subido el precio de los cereales?
El impuesto que, según afirmáis, pagamos a los propietarios del suelo,
equivale para cada obrero a tres peniques aproximadamente por semana. Y,
sin embargo, el salario del tejedor manual ha descendido de 28 chelines por
semana a 5 chelines en el periodo comprendido entre 1815 y 1843; y elsalario del tejedor que trabaja en telares mecánicos ha sido reducido de 20
chelines semanales a ocho chelines entre los años 1823 y 1843.
Durante todo ese tiempo, el impuesto que hemos pagado a los propietarios
de la tierra no ha pasado nunca de los tres peniques. Y en 1834, cuando el
pan estaba muy barato y en la vida comercial reinaba gran animación, ¿que
nos decíais? ¡Si sois desgraciados es porquetenéis demasiados hijos, porque
vuestros matrimonios son más fecundos que vuestro oficio!
Esto es lo que nos decías entonces, al mismo tiempo que promulgabais las
nuevas leyes sobre los pobres y construías las work-houses (Casas de
Trabajo), esas bastillas de los proletarios.
A esto replicaban los fabricantes:
Tenéis razón, señores obreros; el salario no esta determinado solamente por
el precio delos cereales, sino también por la competencia entre los brazos
que se ofrecen en demanda de trabajo.
Pero fijaos bien en que nuestro suelo no se compone sino de rocas y
arenales. ¡No iréis a pensar que se pueda cultivar trigo en macetas! Pues bien,
si en lugar de dedicar nuestro capital y nuestro trabajo al laboreo de un suelo
totalmente estéril, abandonásemos la agricultura para dedicarnosexclusivamente a la industria, toda Europa se vería obligada a cerrar sus
fabricas e Inglaterra formaría una sola gran ciudad fabril, mientras el resto de
Europa quedaría convertido en una provincia agrícola.
Pero este dialogo del fabricante con sus obreros lo interrumpe el pequeño
comerciante diciendo:
Si aboliésemos las leyes cerealistas, es cierto que arruinaríamos nuestra
agricultura, pero no...
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