Disputas
Las nucrcas tecnologías y dispositÍL'os de comunicación a veces parecen aislar a sus
usuarios. "\arios estudios coinciden en que la adicción a estos aparatos no solo puede
ser perjudicial enlo social, sino también alectar el cerebro y causar accidentes.
Parearías F.Fernández y Sonio Perilla Santarnana.
En poco, poquísimo tiempo, f\/IiguelAngel F. se convirtió,como dice la canción, en un zombi, en el habitante de una realidad paralela cuyo cordón umbilical son dos teléfonos Blackbeny que, contradictoriamente, han acabado por aislado de su familia, de sus amigos y hasta de su trabajo.
No podría ser de otro modo: mal contados cada mes recibe a través de ellos cientos de mensajes de texto, de chat y de correos electrónicos que lee y respondecompulsivamente, y habla, en promedio, 3.500 minutos. Lo curioso del asunto es que este médico fisiatra es un declarado fóbico de la tecnología. Es más, sin pena admite que su vida depende todavía de los oficios de un mensajero que le tramita todo y le paga cada recibo a la antigua, ante cajeros de carne y hueso, porque no confía en Internet. Por eso ni él mismo entiende a qué horas pasó de usar un celularconvencional a vivir esclavo de dos Blackberryy del correo electrónico: "Aveces, al final del día, me asalta la sensación de que he estado ocupado todo el día, aun cuando objetivamente no he hecho mayor cosa. Siento que el tiempo ya no me alcanza", se queja. Pero ese desasosiego podría ser el menor de sus problemas. Hoy, por ejemplo, su novia Sofía se sube con susto a su carro, desde que lo viohablando por un teléfono a través del manoslibres, chateando por el otro y manejando al mismo tiempo: "Es un peligro ambulante, y lo peor es que no lo reconoce", dice ella. En el fondo Miguel Angel sabe que el uso compulsivo de los teléfonos se pare-cemucho a una adicción, pero como jamás llegaría al extremo de consultar con un especialista, él mismo diseñó un plan para empezar a desconectarse desu realidad paralela: "Les quité el volumen a los teléfonos para evitar que me alerten todo el tiempo y ahora procuro dejar por lo menos uno en la oficina cuando salgo a comer; además, el fin.de semana evito usar el portátil. Creo que así dejaré de depender tanto de estos aparatos", asegura. Aunque su método es intuitivo, tiene base científica. Hace poco Th.e New York Times recogió la experienciade cinco investigadores estadounidenses que decidieron irse a acampar a una zona remota del sur de Utah con un propósito: desconectarse de todo dispositivo tecnológico.
La idea era comprobar si su fuerte dependencia a dispositivos digitales, tan arraigada en su comportamiento
y en su forma de pensar, podría revertirse si se dejaban atrás y si se ponían en total contacto con la naturaleza. En eselugar los celulares no funcionaban, no había acceso a Internet y la posibilidad de usar un portátil era, literalmente, nula.
A los tres días ya el reloj no les hacía falta, estaban durmiendo mejor se sentían más relajados y disminuyó el apremio persistente de verificar si tenían un teléfono en el bolsillo. Dados al debate como son, pasaron horas discutiendo si estos cambios abruptos en realidadson benéficos. Mientras unos insisten en que su cerebro ya está adaptado al frenesí de las nuevas tecnologías, otros, y entre ellos el organizador del viaje, David Strayer,
profesor de psicología de la Universidad de Utah, aseguran que cuando las personas alejan su cerebro de los dispositivos, la atención, la memoria y el aprendizaje sí sufren un impacto. "En este caso, la atención es. para elcerebro, el Santo Grial; de ella depende su conciencia, todo lo que recuerda y todo lo que olvida (... ) demasiada estimulación tecnológica puede alterar esta atención y llevar a las personas en quienes funciona bien a un rango que no es psicológicamente saludable", advierte Strayer. lVligueíAngelopina que eso es ierto,
"tengo momentos en que todo lo que está fuera de la pantalla del teléfono pasa...
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