Divorcio colom
La mayoría de comentadores me parece que se han puesto a moralizar sin presentar argumentos. Algunos han llegado al insultoabierto o solapado. Finalmente, unos pocos han tratado de analizar balanceadamente la participación de Sandra Torres en la política.
Rigoberta Menchú, en su columna, señala el largo camino de lasmujeres políticas guatemaltecas y latinoamericanas, en un mundo dominado por sistemas patriarcales.
Edelberto Torres Rivas, en un brillante texto, recalca la doble moral de los prejuicios y lamanipulación de la moral entre lo electoral y lo social. Torres Rivas nos previene de la “sandrofobia” desatada desde hace unos años.
Pero, ¿por qué le temen a Sandra Torres? ¿Por qué se ha cementadolacerantemente esa plataforma machista de chismes, de bolas infundadas, de agresividad exacerbada contra una mujer guatemalteca que decidió apostarle a la política?
Por ejemplo, es patético repetir lainsulsa frase de que “Sandra es la que lleva los pantalones”. Es decir, el machismo estructural en Guatemala no puede aceptar que una mujer tenga liderazgo político. Es preciso darle atributosmasculinos (los pantalones) para explicar su capacidad, su carisma o cualquier otra cualidad de liderazgo.
En todo caso, Sandra Torres ha logrado lo que ninguna otra mujer en la historia del país: serlideresa política nacional con posibilidades reales de ganar la Presidencia de la República. No es la primera mujer que participa en una elección a la Presidencia, pero sí la primera que encarna unaalternativa real de llegar al poder. Quizás sea entonces esto lo que espanta a los sectores machistas y a los vigilantes de la moral a ultranza.
Yo creo que la figura de Sandra Torres no es la que...
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