Doña Barbara:El descendiente del cunavichero “La tierra natal ya no lo atraía, ni aquel pedazo de ella, ni toda entera, porque al perder los sentimientos regionales había perdido tambien todosentimiento de patria. La vida de la ciudad y los hábitos intelectuales habían barrido de su espíritu las tendencias hacia la vida libre y bárbara del hato;pero, al mismo tiempo, habían originado unaaspiración que aquella misma ciudad no podía satisfacer plenamente. Caracas no era sino un pueblo grande un poco mas grande que aquél, destruido por los Luzardos al destruirse entre sí, con mil puertasespirituales abiertas al asalto de los hombres de presa, algo muy distante todavía de la ciudad ideal, complicada y perfecta como un cerebro, adonde toda exitación va a convertirse en idea y dondetoda reacción que parte, lleva el sello de la eficacia consciente, y como este ideal solo parecía realizado en la vieja y civilizada Europa, acarició el proposito de expatriarse definitivamente, encuanto concluyera sus estudios universitarios. Para eso no contaba con el producto de Altamira,o vendida a esta, con la renta que le produjera el dinero empleado en fincas urbanas, ya que de su profesiónde abogado no podía esperar nada por allí. Pero, entre tanto, ya en Altamira no estaba el honrado mayordomo de los tiempos de su madre, y mientras Santos se contentaba, apenas, con echarle una ojeadaa las cuentas, muy claras siempre sobre el papel, que de tiem po en tiempo le rendían los administradores, éstos, hacían pingues negocios con la hacienda altamireña. Ademas, dejaban que los cuatrerosse metiesen a saso en ella y toleraban y toleraban que los vecinos herrasen allí, como suyos, hasta los becerros que aún andaban pegados en las tetas de las vacas luzarderas. Luego,...
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