Doña bárbara y canaima tras las huellas del mito

Universidad Central de Venezuela
Caracas, febrero de 2008.















Doña Bárbara y Canaima, tras las huellas del mito













Autora: Laura Silva Nones.




Insertas en una mitología de ecos homéricos y ovídicos que se entremezclan con las supersticiones vernáculas, encontramos las dos novelas de RómuloGallegos que nos proponemos analizar. Por una parte Doña Bárbara (1929) con su llanura “bella y terrible a la vez…”[1] ; por la otra Canaima (1935), la selva primitiva, virgen y madre del tiempo mítico.

En Doña Bárbara, la inmensidad del llano enfrenta al hombre a su propia soledad, de cara a sus fantasmas y al terror adánico ante el cosmos, cuando el horizonte se aleja y emerge lo titánico:Sobre la tierra la palma,
sobre la palma los cielos;
sobre mi caballo yo
y sobre yo mi sombrero.[2]

En Canaima, aparece el reencuentro con la Gran Madre, cuyo útero, a la vez que cobija, devora. El hombre, de nuevo solo ante la naturaleza imponente, deberá enfrentar el rito iniciático de su descenso al Hades… Entre sus brazos, un pequeño araguato aterido de frío y terror, le devuelveretazos de su recién abandonada humanidad.

Ambas novelas se presentan entonces como un claroscuro dentro del ciclo de Gallegos, que pareciera trascender el maniqueísmo de los personajes y enmarcara las dos obras en una lúdica oposición de luz y sombra: El sol cegador del llano contra la húmeda semipenumbra de la selva.

Entre las márgenes del Arauca y las riberas del Cuyuní.
Muestra evidente dela intencionalidad mítica del autor, resulta la presencia del Padre Río. Mientras en Doña Bárbara se convierte en el camino hacia una barbarie ignota y elemental, donde “el patrón” hace las veces de un caribeño Caronte; en Canaima, se transforma en el hilo de Ariadna que, en una inversión del sentido direccional, introduce al protagonista al laberinto vegetal de la selva donde ejercen sus dominioslos dioses ancestrales: “-¡Canaima! El maligno, la sombría divinidad de los guaicas y maquiritares, el dios frenético, principio del mal y causa de todos los males, que le disputa el mundo a Cajuña el bueno. Lo demoníaco sin forma determinada y capaz de adoptar cualquier apariencia, viejo Ahrimán revivido en América”.[3]

El río es también una metáfora de la existencia de Marcos Vargas. El niñoMarcos, que jugaba a los pies del río niño al pie de la Parima, se fue transfigurando, metamorfoseando y envejeciendo, hasta que llega al Delta, donde se vuelve uno con la naturaleza; y desde la más profunda y primitiva tiniebla, le envía al mundo su hijo, como evidencia testimonial de su existencia, antes de convertirse en el personaje literario que recrea su leyenda.

En Doña Bárbara, lapresencia del río asiste a la muerte, abrupta, definitiva y violenta de Barbarita, para que emerja “la dañera”. Y años después, será el Orinoco el principal testigo del inicio del declive del personaje, cuando en sus riberas decide “entregar sus obras” y retornar a la oscuridad de sus dominios bajo una nueva forma, menos omnipotente pero probablemente más peligrosa, al encerrar las pasiones indómitastras la contención civilizada.

Doña Bárbara, una heroína no convencional
La mantis religiosa, “la devoradora de hombres”, “la esfinge de la sabana”… La barbarie, lujuriosa y sensual, encarnada en “la cacica del Arauca”. Una especie de Circe venezolana a la que Rómulo Gallegos redime y condena a la vez. Más allá de una ideología misógina que coloca al ideal femenino en dos planos radicalmenteopuestos: La mujer- madre, receptáculo divino de la esencia inmortal de la especie; o la ramera babilónica, cáliz herético de la sumisión del hombre al instinto elemental; Gallegos reivindica a su personaje, le proporciona trazos de una sensibilidad oculta y acechante, capaz de aflorar en los momentos en los que su dualidad interna lo permita. De igual forma, después de introducirla al mundo de...