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Solo su larga cola moteada de negro seagitaba de tanto en tanto, para prevenir a cualquier intruso que quisiera acercase a nuestro nido.
Desde donde estaba, si daba una vuelta en la gelatina que me envolvía en elinterior del huevo, podría ver a mis dos docenas de hermanos, también mirándolo todo detrás de las cubiertas casi traslúcidas que todavía nos encerraban.
(…) Firmementeenterrados hasta la mitad en una mezcla de fango, ramitas y excrementos que generaba todavía más calor que el que ya hacia afuera, durante cuatro meses estuvimos esperando esemomento. La cubierta tenía que ceder para que pudiésemos salir fuera de un momento a otro.
No me hubieras podido preguntar cómo lo sabía, no hubiera sabido explicártelo. Además,aunque supiera tampoco lograría entonces hacértelo entender: tú no naces de un huevo cónico, enterrado durante cuatro meses en una mezcla de barro, ramas y excremento; tu madre nomide seis metros de largo, no tiene escamas doradas ni doscientos, dientes en la boca y tampoco tiene veinticuatro hermanos al momento de nacer. Además yo naci por si no tediste cuenta es que te lo estoy contando-ciento veinte millones de años antes que tú.
Luis Benítez, Vivarna, un dinosaurio patagónico BsAs.
Mondragón, 2.004 (fragmento)
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