Docente
GRACIELA MONTES
Leer es algo más que descifrar es construir sentidos.
No sólo se “lee” lo que está cifrado en letras.
La lectura –y la escritura–empiezan en la palabra viva, que sale de una boca concreta y es recogida por oídos también concretos.
La escuela pondrá a ese lector frente a un nuevo desafío: las letras. Leer lo que está ahí,desentrañar esas marcas, esas cifras.
Pero leer “lo que fue escrito” supone además, y sobre todo, entrar al “mundo escrito”, al registro de memoria de la sociedad.
La del lector es una postura única, inconfundible, que supone un cierto recogimiento y una toma de distancia, un “ponerse al margen” para, desde ahí, producir observación, conciencia, viaje, pregunta, sentido, crítica, pensamiento.Estar frente a un libro no supone, necesariamente, por sí mismo, haber adoptado esta posición de lector
Hay situaciones más amparadoras de lectura: disponibilidad, destrezas, las prácticas, cierto entrenamiento
Si la escuela aceptara expresamente –institucionalmente– ese papel de auspicio, estímulo y compañía, las consecuencias sociales serían extraordinarias.
La escuela debe ayudar a construirlectores, es decir sujetos activos, curiosos, capaces de ponerse al margen y vérselas a su manera con un texto: Garantizar un espacio y un tiempo, textos, mediaciones, condiciones, desafíos y compañía para que el lector se instale en su posición de lector
En la escuela, “leer por placer”, que recuperaba el orden de la emoción, empezó siendo una fórmula refrescante frente al rigor de la lectura“obligatoria”.
El placer que incluye esfuerzo, sorpresa, incluso cierta incomodidad; lo opuesto a facilidad (lo cómodo, el género bien conocido, las técnicas recurrentes, las series, “sólo libros de terror”, “sólo historieta”, etc.)
La teoría del placer supuso un giro en la actitud de la escuela hacia la lectura. Se le daba un lugar a la lectura “de tiempo libre” y a la decisión personal, y esosignificaba un reconocimiento del lector como sujeto capaz de elegir, de disfrutar... Suponía también un cambio en el repertorio, eran otros los textos que se ofrecían.
Cada lector, cada lectora –en su tiempo y su espacio, en su circunstancia personal concreta– construye su propia lectura. No hay dos lecturas iguales de un mismo texto. El pensador francés Michel de Certeau habla de una “lectio”.Llama así al resultado de la experiencia –única– de cada lector con el texto. La lectura es resultado de un trabajo del lector, de sus afanes, sus hipótesis, sus riesgos… La lectura no es consumo, sino producción.
El lector no es tabula rasa. Lo que lee no cae en el vacío sino en su espacio personal, en su universo de significaciones. Se va a ir tramando, entretejiendo con su cultura, sus códigos,su pasado de lecturas, sus anticipaciones también, sus equívocos, sus deseos
Un pequeñísimo lector analfabeto, dispone de un espacio de lecturas acumuladas –un pasado de lecturas– y también de ciertas reglas de juego: una poética. Son, para el lector, su caja de herramientas...
Es posible que algún maestro piense que el texto tiene “un” sentido, independiente del lector, el sentido que él mismoha construido o el que otros le otorgan, una clave única, una especie de “interpretación oficial” a la que toda lectura “correcta” debería acercarse. Pero la descalificación de estas interpretaciones “diferentes” o “raras” no las hará desaparecer. Nada va a impedir que las lecturas personales, en secreto, se sigan produciendo…
El lector nunca deja de estar presente en su lectura. Hasta en elrechazo a leer está presente. Pequeñas intervenciones, comentarios, críticas, referencia a otros textos, preguntas a veces insólitas, gestos mínimos son las grietas por donde, muchas veces, la lectura personal se deja ver.
El maestro debe promover la práctica personal, favorecer la producción de lectura en lugar de poner al lector en posición de receptáculo y sencillamente “bajarle” una lectura....
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