docente

Pese a que fue una de las promesas explícitas del presidente Sebastián Piñera, los chilenos repartidos por el mundo no podrán ejercer su derecho ciudadano desde el exterior.De esta manera, el paíssudamericano se mantiene al margen de las 112 naciones cuyos ciudadanos sí pueden elegir autoridades desde el extranjero.Tras fijar esta aspiración de muchos como una de las promesas de su campañapresidencial, Piñera lo confirmó al asumir el Gobierno. Tanto así que en los días que precedieron a la cuenta pública de este 21 de mayo, el anuncio era ya un hecho. Pero la sorpresa -y la desilusión-fueron grandes cuando el Presidente puso una inesperada condición: que los chilenos inmigrantes deberán mantener un "vínculo" con Chile para poder votar.Más allá de tratar dilucidar de qué se trataeste "vínculo" (¿acciones en alguna empresa chilena?), los defensores de la iniciativa no tardaron en tildar de "dilación" o simplemente de "trampa" la jugada de Piñera y le exigieron explicacionesinmediatas que, está claro, tardarán en recibir.Un capítulo más en la amarga travesía de los chilenos en el extranjero, quienes desde principios de los '90, cuando volvió la democracia al país, hacenesfuerzos para que se les reconozca este derecho primario, que ningún presidente, ni demócrata cristiano, ni socialista, ni de la derecha empresarial como éste último, han querido otorgar. No hay quesacar muchos cálculos para inferir que todos ellos tienen mucho que perder.

Discriminación parece que hay en todos lados, incluso en un lugar a primera vista tolerante a la diferencia como es laprovincia de Quebec, en Canadá. El contacto cotidiano con otras culturas no impide que al momento de contratar, el empleador se fije en el origen étnico de la persona para tomar su decisión.Así seinfiere del estudio publicado esta semana por la Comisión de Derechos de la Persona y los Derechos de la Juventud (CDPDJ, por sus siglas en francés).El estudio concluye que las personas con apellido...