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EL ARMARIO


















A Pedro y sus primos les gustaba mucho jugar en el patio de la casa de su Abuelita, la casa era de construcción antigua, parte de su techo era viejo y con tantos agujeros, que cuando los primos se reunían a jugar y llovía salían todos muy mojados, aunque muy felices; algunas de sus paredes estaban, también, en mal estado, que parecían que encualquier momento caerían, por lo que su abuelita, siempre les recordaba no jugar cerca de ellas.

Para los niños era muy divertido esconderse en los lugares oscuros de aquella casa, no eran pocos, pues algunos cuartos ya habían sido olvidados y nadie pasaba allí hacía mucho tiempo, claro está, a excepción de los niños, ya que era su lugar de juego preferido.










Un día mientrassus padres conversaban muy ameno, en familia, Pedro y sus primos decidieron jugar a perseguirse entre ellos, se divertían mucho, pero de repente uno ellos, accidentalmente, tropezó y cayó tan fuerte, que tuvo que ser atendido por un médico.








Todo esto los dejó muy triste y asustados, pensaban como estaría la salud de su primo. Después de algunas horas, ya cansados y aburridos,Pedro sugirió ¡juguemos a las escondidas!, todos estuvieron de acuerdo.

Pablito, uno de los más pequeños, decidió esconderse en un armario de uno de los cuartos abandonados, estaba tan bien escondido que nadie lograba encontrarlo, y en eso ¡pumm! sonó la puerta, parecía que era Pedro buscándolo.

Abrió la puerta del armario y no vio a su primo, salió muy despacio, y en silencio, se escuchabanada más el chirrido de las bisagras al abrirse aquella puerta vieja y destartalada, dio unos pasos y al darse la vuelta, de repente se encontró con lo más horrible que había visto en su vida, era una sombra, muy grande, era una sombra macabra.

Estaba tan asustado que no le salían las palabras, quería gritar y no podía, quería correr, pero parecía que los pies pesaban tanto como un carro cadauno, o que se le habían congelado.

La sombra se le iba acercando cada vez más, sentía temblar todo, que hasta parecía que las rodillas se chocaran entre ellas, sentía mucho, muchísimo miedo.

Los perros de la vecindad empezaron, unos a ladrar, otros a aullar, los gallos cantaban por todas partes, unos cerca, otros más lejos.








Mientras tanto el resto de sus primos, lo buscabanpor todas partes y no había señal del pequeño Pablo, a la búsqueda se habían sumado sus padres y su abuelita.

Salieron a buscar, inclusive, en las casas vecinas, pero nada, preguntaron al vecino de la tienda de la esquina, a la señora que vende frutas, al chico del periódico, y nadie lo había visto, mientras tanto, todo oscurecía.

De repente encontraron a don Moisés, un viejecito de unos 70u 80 años, que había vivido muchísimos años por esos lugares, cuando todavía eso eran pastizales para ganado. La casa que había comprado su abuelita era la casa de hacienda en esa época en donde don Moisés había trabajado como capataz. El conocía muchas historias del lugar, a los niños del barrio les gustaba mucho sentarse a su alrededor para que él les contara aquellas historias, que eran partede sus vivencias, unas graciosas, otras dramáticas y otras que les asustaba mucho a los niños, claro que estas últimas eran las que más les gustaba.

Don Moisés, que estaba sentado en una silla, en la vereda de su casa, preguntó a los niños, que qué estaban buscando, pues los había visto bastante preocupados, a lo que le respondieron, que no aparecía su primito Pablo, que ya había pasado muchotiempo desde que empezaron a jugar y no había señales de él; los niños le contaron al viejecito el lugar en donde habían estado jugando todos. Don moisés al conocer los detalles, supuso en donde podrían encontrar al niño.

Todos estaban sorprendidos, pues el viejecito les estaba llevando a los cuartos abandonados, donde siempre su abuelita les advertía que no se acercaran, ellos pensaban que...