Documentos

En el valle del Cauca, la hacienda “El Paraíso” Allí, crecí yo, Maria, y mi primo Efraín, quienes desde infancia nos hicimos inseparables compañeros de juegos.

A medida que paso el tiempo Efraín,alcanzando la edad necesaria para emprender una sólida educación, fue enviado por sus padres a la ciudad de Bogotá, en donde, tras seis años de esfuerzo, consiguió coronar sus estudios debachillerato.

Yo, entre tanto, me había convertido en una bellísima muchacha, cuyas dotes y hermosura enamorarían al recién llegado.

Ciertamente la sorpresa de Efraín fue compartida, yo me sentíimpresionada en la manera y porte que tenía Efraín, y aquella mutua admiración dio tránsito a un lindo amor que se apodero de nuestros corazones, sin que nosotros mismos pudiéramos comprenderlo o sentirlo.

Elcariño de los dos progreso dulcemente, pero, una sombra dolorosa se interpuso entre nosotros. Los padres de Efraín, que me tenían mucho cariño, no podían olvidar una penosa circunstancia, queseñalaba inevitablemente nuestro destino. Tal como mi madre, muerta hace bastante tiempo atrás, daba muestras de padecer una dolorosa enfermedad, aquel sufrimiento, que llevara a la muerte a quienes lopadecían, tarde o temprano, empezaba a notarse en mí. Ningún alivio era suficiente, el amor de Efraín y yo, la posibilidad, casi evidente, de mi temprana muerte, nos obligaba a oponernos.

A pesar de ello,sus acciones no demostraron crueldad o torpeza. Todo lo contrario, el padre de Efraín lo llamo, y sin mostrar señal alguna de su determinación, lo instalo a viajar a la lejana Europa a fin deadelantar estudios superiores de medicina. Aquella solicitud me puso muy nerviosa, veía con profundo pesar la difícil distancia que se interponía entre los dos.

Efraín decide viajar rumbo a Londres. Eldolor de los primeros tiempos de separación fue calmado por las incontables cartas que nos mandábamos.

Un día, Efraín supo por boca de un amigo recién llegado a Inglaterra, que yo había sido...