Dolor

Dolor.

-Nop. No es así.
-¿Cómo que no?
Ariel respondió con una mirada despreocupada pero a la vez decidida. Su compañero de banco, Lucas, se resguardaba de ella en el cuaderno donde estaba la controvertida ecuación, mas era imposible no verla ni siquiera un segundo. Sus ojos tenían un color extraño, una mezcla de marrón y gris. Eran bellos y cautivadores, atraían a cualquiera que losmirara.
-Sabés que tengo razón. Si querés hacé la cuenta de nuevo, pero vas a ver que es imposible de esa manera.
Acto seguido, se levantó y fue al quiosco. Tenía sed, y en poco tiempo acabaría el recreo. Terminó de comprar justo cuando tocó la campana; se reunió con Lucas y subieron a su aula juntos. Lucas no despegaba los ojos del cuaderno.
-¡Dejate de joder con eso! ¿Por qué sos tan cabeza dura?Si querés el resultado lo tenés en la parte de atrás del libro. Además dijo que no iba a tomar eso en el examen.
-¡No me importa! Quiero hacerlo. No va a ganarme.
-Parecés un nerd de mierda. Geeeeeeeek-Ariel le quitó el cuaderno, y le dio un beso en la mejilla. Lucas se sonrojó un poco, no le gustaba mucho el contacto físico. De no ser por la pollera del uniforme, cualquiera hubiera confundidoa Ariel con un hombre. Llevaba el pelo rapado a cero, excepto por el flequillo, que casi le tapaba los ojos. Y ni hablar de cómo se vestía. Siempre usaba ropa holgada, en especial arriba, o modelos de hombre. Lucas nunca la había visto con una pollera, excepto por el uniforme, o un vestido, o algo mínimamente femenino. Siempre camisas cuadrillé, por supuesto tapándole el trasero, chupines negroso jeans ajustados, y botas militares.
-Cada vez que te veo estás más plana-comentó Lucas mientras entraban al salón y se sentaban- ¿No estarás tomando hormonas masculinas, Carlitos?
Ariel se sentó a su lado, lo observó por unos segundos con sus ojos fríos y vacíos, pero no le respondió. A veces le daba un poco de tristeza ver a su amiga así, tan solitaria, tan distante. No hablaba con casinadie en el colegio, aparte de él. Y no es como si no se hubieran molestado por acercarse a ella, sino que no demostraba interés por nadie. Cuando alguien quería hablarle, o lo ignoraba o le daba a entender que no disfrutaba su compañía. Su antipatía dio fruto a muchos rumores en contra de ella; los más oídos eran sobre su sexualidad y su cuerpo. Decían a menudo que era lesbiana, que no estabasatisfecha con su cuerpo de mujer, que cuando cumpliera la mayoría de edad se quitaría los senos y se haría el cambio de sexo. Y a Lucas eso le reventaba. Le hervía la sangre. Era un colegio lleno de chismosos, y nadie se salvaba. Ni siquiera él mismo, que apenas si existía, que sus propios compañeros reconocían como “el pibe de allá”. Una vez oyó que era un pervertido. Que estaba enfermo. Hasta quetenía sífilis. ¡De dónde demonios iba a contagiarse de sífilis, si con diecisiete años apenas sabía lo que era una mina, de carne y hueso! Que era un nerd, un geek, sí, lo aceptaba, porque era verdad, pero, ¿pervertido? ¿Enfermo?
-Por favor, todos ven pornografía…-susurró, sin darse cuenta.
-¿Qué? ¿Dónde pornografía?-Ariel lo trajo de nuevo a la vida real con esa voz chillona que ponía cuando algole interesaba. Ni hobbies normales tiene, pensó su amigo.
Lucas negó con la cabeza, y abrió el libro de Matemáticas. Quería saber el resultado de esa estúpida ecuación.
-¿Qué vas a estudiar? Digo, si llegamos a terminar tercero.
-Algo que no tenga que ver con Matemática, seguro. Capaz que Psicología. ¿Por qué “si llegamos a terminar”? ¿De qué peligramos?- Lucas vio cómo se fruncía el ceño de suamiga, y se le escapó una risita. Gente, atención por favor, Ariel se prepara para una boludez, se dijo para sus adentros.
-Sobredosis de porno.
Se echaron a reír a carcajadas, como siempre hacían que estaban juntos. El profesor los mandó fuera de la clase al tiempo que todos se daban vuelta para verlos, pero no les importó.
-¿Y vos?-continuó Lucas, una vez afuera-¿Qué vas a hacer?...