Don quijote

El Quijote, un loco de lo más elocuente

¡Carajo¡ Sí, ¡carajo! Leer apenas los dos primeros capítulos del Quijote de la mancha me ha parecido complejísimo. Como si setratase de comprender una conversación con una persona extremadamente ebria, y no por la temática de la obra, si no por la manera tan rica en palabras; gramaticalmente hablando,que hace en momentos inaccesible la lectura a quienes conocemos poco de nuestro propio lenguaje.
Pero al continuar leyendo esta carencia va siendo más soportable pues eltexto te va envolviendo entre las fronteras de la imaginación y la realidad gracias a esa majestuosidad que tiene Miguel de Cervantes para describir el mundo alrededor alpersonaje, es como si te atrapase y te envolviera a su pequeño universo de posibilidades.
Algo de lo que más me atrajo a seguir con la lectura es la manera tan peculiar quedescribe a Don Quijote, a pesar que tiene; a ojos de cualquier hombre sensato, un tornillo zafado en la cabeza, lo carismático y culto contrastan de manera prodigiosa.Enamorándote de tan significativa personalidad, no da un solo respiro de sus carismáticas aventuras y en constantes bochornos se pasa el tiempo inicial de esta obra.
El tema inicial,y digo inicial pués apenas he leído los dos primeros capítulos, me ha sorprendido gratamente, no dejo de pensar en un pobre viejo que se vuelve adicto a la lectura y llega unmomento en que se pierde entre la realidad y lo fantástico, pero que es capaz de darles vida a su interpretación de la vida.

Me atrevo a recomendar a cualquier lectorcon tiempo de sobra que se de la oportunidad de leer esta obra maestra que aunque con pasajes complejos y un lenguaje muy rebuscado no deja de ser una novela exquisita.