Don samuel ruiz garcía
Páginas: 9 (2112 palabras)
Publicado: 15 de mayo de 2011
Don Samuel Ruiz García, ausencia de Las Cañadas y los Montes Azules
SU LABOR EVANGELIZADORA EN LA DIVERSIDAD CULTURAL Y LOS DERECHOS HUMANOS
Por: César Vargas
El Obispo Emérito de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, don Samuel Ruiz García, murió en la Ciudad de México el día 24 de enero de este año 2011. La causa de los derechos humanos universales pierde con su fallecimiento a uno delos más comprometidos protectores de las culturas indígenas de México y América Latina, aunque también se enciende para siempre la llama de todo cuanto constituyó su pensamiento. Con su deceso concluye, al mismo tiempo que renace, la vida de un gran defensor de las manifestaciones humanas, las expresiones artísticas, los credos religiosos, las costumbres comunitarias y la idiosincrasia de lasetnias originarias de los diversos puntos de la geografía latinoamericana, así como también se reactiva la obra de un gran luchador por sus derechos humanos, sus garantías individuales, sus causas sociales, su dignidad como personas.
Samuel Ruiz García nació en Irapuato, Guanajuato, el 3 de noviembre de 1924. A los 13 años ingresó al Seminario Diocesano de León, y en 1947 fue elegido para ir alColegio Pontificio Latinoamericano de Roma a estudiar en las universidades pontificias. En 1949 se graduó en Teología dogmática en la Universidad Gregoriana de Roma, en la que fue ordenado sacerdote. Un año antes de doctorarse, en 1952, volvió a León a dar clases en el seminario, del que fue nombrado prefecto de estudios. En 1954, a los 30 años de edad, fue ascendido a Rector del mismo Seminario, enel que continuó dando clases de Biblia hebrea, Biblia griega, Introducción a las Sagradas Escrituras y exégesis bíblica. El Papa Juan XXIII lo designó Obispo de San Cristóbal de las Casas el 14 de noviembre de 1959, recibiendo su consagración el mes de enero del año siguiente. Permaneció como tal hasta 1999, cuando cumplió 75 años de edad, y a partir de entonces fue distinguido como ObispoEmérito de la misma diócesis.
En el cumplimiento de su labor pastoral, Samuel Ruiz García no se circunscribió a la administración de las almas pecadoras y a la conmutación de las conductas réprobas de algunos de los fieles que asistían a sus homilías dominicales. Sabía que valía más, al despertar el día, el sufrimiento de un indígena que el rezo de un hipócrita. Fue más allá: hurgó en lo más recónditode lo que significaba su misión diocesana, siguiendo el camino abierto por teólogos como San Basilio, San Gregorio Niceno, San Pedro Crisóstomo y San Agustín, entre otros integradores de la patrística católica. Viajó hacia lo más profundo de los orígenes del cristianismo, como un buzo ciego que busca el verdadero sentido eclesial y humanitario de convertir a los indígenas al credo religioso que élrepresentaba, y, en las firmes raíces del movimiento cristiano, encontró las auténticas semillas doctrinarias de su encomienda: “…la convicción de que Dios se manifiesta no sólo en las Sagradas Escrituras y en el Magisterio de la Iglesia, sino además en la historia de los pueblos, en especial la historia de los pueblos oprimidos” [Jan de Vos].
Fue necesario. Cuando en sus inicios como preladovisitaba los pueblos tzotziles, choles, tzeltzales, tojolobales, zoques y lacandones, de la región norte, selva, sierra y las cañadas de Chiapas, “para salvarlos de su cultura”, encontró una desgarradora pobreza nunca vista y que no hubiera podido imaginar jamás. En entrevistas concedidas al historiador estadounidense John Womakc Jr., le dijo: «Yo era como el pez que duerme con los ojos abiertos.Pasé por comunidades donde los capataces azotaban a los peones encasillados… y todo lo que veía eran viejas iglesias y mujeres ancianas rezando. “Qué buena gente”, me dije a mí mismo».
En su continuo viajar a lomo de mula o caballo por los más de 77 mil kilómetros cuadrados que inicialmente abarcaba su diócesis, encontró infinidad de caseríos dispersos habitados por hombres y mujeres...
SU LABOR EVANGELIZADORA EN LA DIVERSIDAD CULTURAL Y LOS DERECHOS HUMANOS
Por: César Vargas
El Obispo Emérito de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, don Samuel Ruiz García, murió en la Ciudad de México el día 24 de enero de este año 2011. La causa de los derechos humanos universales pierde con su fallecimiento a uno delos más comprometidos protectores de las culturas indígenas de México y América Latina, aunque también se enciende para siempre la llama de todo cuanto constituyó su pensamiento. Con su deceso concluye, al mismo tiempo que renace, la vida de un gran defensor de las manifestaciones humanas, las expresiones artísticas, los credos religiosos, las costumbres comunitarias y la idiosincrasia de lasetnias originarias de los diversos puntos de la geografía latinoamericana, así como también se reactiva la obra de un gran luchador por sus derechos humanos, sus garantías individuales, sus causas sociales, su dignidad como personas.
Samuel Ruiz García nació en Irapuato, Guanajuato, el 3 de noviembre de 1924. A los 13 años ingresó al Seminario Diocesano de León, y en 1947 fue elegido para ir alColegio Pontificio Latinoamericano de Roma a estudiar en las universidades pontificias. En 1949 se graduó en Teología dogmática en la Universidad Gregoriana de Roma, en la que fue ordenado sacerdote. Un año antes de doctorarse, en 1952, volvió a León a dar clases en el seminario, del que fue nombrado prefecto de estudios. En 1954, a los 30 años de edad, fue ascendido a Rector del mismo Seminario, enel que continuó dando clases de Biblia hebrea, Biblia griega, Introducción a las Sagradas Escrituras y exégesis bíblica. El Papa Juan XXIII lo designó Obispo de San Cristóbal de las Casas el 14 de noviembre de 1959, recibiendo su consagración el mes de enero del año siguiente. Permaneció como tal hasta 1999, cuando cumplió 75 años de edad, y a partir de entonces fue distinguido como ObispoEmérito de la misma diócesis.
En el cumplimiento de su labor pastoral, Samuel Ruiz García no se circunscribió a la administración de las almas pecadoras y a la conmutación de las conductas réprobas de algunos de los fieles que asistían a sus homilías dominicales. Sabía que valía más, al despertar el día, el sufrimiento de un indígena que el rezo de un hipócrita. Fue más allá: hurgó en lo más recónditode lo que significaba su misión diocesana, siguiendo el camino abierto por teólogos como San Basilio, San Gregorio Niceno, San Pedro Crisóstomo y San Agustín, entre otros integradores de la patrística católica. Viajó hacia lo más profundo de los orígenes del cristianismo, como un buzo ciego que busca el verdadero sentido eclesial y humanitario de convertir a los indígenas al credo religioso que élrepresentaba, y, en las firmes raíces del movimiento cristiano, encontró las auténticas semillas doctrinarias de su encomienda: “…la convicción de que Dios se manifiesta no sólo en las Sagradas Escrituras y en el Magisterio de la Iglesia, sino además en la historia de los pueblos, en especial la historia de los pueblos oprimidos” [Jan de Vos].
Fue necesario. Cuando en sus inicios como preladovisitaba los pueblos tzotziles, choles, tzeltzales, tojolobales, zoques y lacandones, de la región norte, selva, sierra y las cañadas de Chiapas, “para salvarlos de su cultura”, encontró una desgarradora pobreza nunca vista y que no hubiera podido imaginar jamás. En entrevistas concedidas al historiador estadounidense John Womakc Jr., le dijo: «Yo era como el pez que duerme con los ojos abiertos.Pasé por comunidades donde los capataces azotaban a los peones encasillados… y todo lo que veía eran viejas iglesias y mujeres ancianas rezando. “Qué buena gente”, me dije a mí mismo».
En su continuo viajar a lomo de mula o caballo por los más de 77 mil kilómetros cuadrados que inicialmente abarcaba su diócesis, encontró infinidad de caseríos dispersos habitados por hombres y mujeres...
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