Donar organos es dar vida
Un nuevo latido, una nueva esperanza
Paula Galache fue una de los miles de argentinos que necesitaron un trasplante. Es abogada, tiene 47 años y dos hijas. Hasta hace unaño atrás llevaba una vida normal. Tras sufrir cinco infartos y dos paros cardíacos, no hubo más opción que realizar un trasplante de corazón.
Paula Galache repartía su tiempo entre su trabajo comoabogada en un estudio independiente, su rol como madre de dos hijas adolescentes y el voluntariado en hospitales de la zona. Llevaba una vida saludable y le encantaba hacer deportes. Fue tambiéncatequista y madre solidaria en un hogar de niños del interior con quemaduras. “La gente tiene muchas necesidades. Hay demasiado sufrimiento, soledad y abandono”, comenta con la mirada perdida mientrassujeta su taza de té. Detrás de ella reposa un cuadro con la figura de Jesús. “Si querés algo de mi vida demostrámelo, porque no lo estoy viendo”, le desafió en uno de sus rezos.
La sencillez esprobablemente la característica que más describe a Paula. Me recibió en la calidez de su hogar, con ropa informal y a la vez muy abrigada; no puede correr el riesgo de enfermarse. En una charla distendidasentadas frente a la chimenea, recordó desde su infancia hasta el traumático acontecimiento.
“Me siento muy mal, llamá a una ambulancia”, fue lo único que alcanzó a decir y lo último que recuerdade la madrugada del martes 2 de marzo de 2015. “Dios no te da vueltas cuando le pedís algo”, remarca cuando recuerda el episodio con una voz suave y cálida. Fueron cinco infartos y dos paros cardíacoslos que determinaron que Paula debía ser trasplantada del corazón de urgencia.
La fuerza de las redes sociales, la esperanza de una familia y el poder de la oración fueron los motores de labúsqueda, que luego del pedido de emergencia a nivel nacional, consiguieron que Galache tuviese una nueva oportunidad de vivir.
Un mes más tarde abrió los ojos y un corazón nuevo latía en su cuerpo....
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