Donttouchme

Y sí, sentía como se derrumbaba alrededor mío, continuaba pensando en lo infinito que podía ser el sentimiento, me conocí en pánico, me conocí en paralización, me reflejé en mis ojos, me destruí desde dentro, conocí mis más íntimos secretos hasta los que estaban olvidados dentro de las quebraduras de una pared que solía pensar con cordura. Continuó el escalofriante temblor por todo el lugar, unlugar que solía ser seguro, con cimientos que parecía que ni Dios mismo los podría destruir, columnas tan altas y una techumbre que más que tenebroso parecía elegante. Di un paso adelante ya que el firme en el que me encontraba se había convertido en polvo, en lo que en unos minutos se convertiría mi cuerpo. Cuando junté mis pies y los vi fijamente ya no sentía mis piernas, era como si meestuviera desmoronando poco a poco, conseguí cierta estabilidad, sin embargo me sentía vacía. Vacía sin sentido, como despojada de mis territorios, cuando se escucha una voz que dice.
– ¿Me escuchas? – con voz ronca e interesante.
Conteste – Sí, creo que sí -.
– Sígueme – dijo fuerte y valiente.
Como mi vida no tenía sentido decidí probar cosas nuevas con aquella voz segura. Di varios pasos temerosos deno saber lo que pasaría, quería intentar pensar en lo que estaba haciendo pero a mi mente ya no entendía.
- Continua- me dijo susurrando en mi oído.
Con toques de felicidad le pregunté - ¿A dónde vamos? -.
- ¿Vamos? Me suena a tú y yo, solo vas tú, siguiendo un enigma, siguiendo algo desconocido, algo con incertidumbre, es por eso que me sigues, es por eso que me tienes a mí, tu solo inventasteeste refugio, un refugio que necesitabas, una gota que fluir, ¡Eso! Eso te hace falta, continuar con el abismo sin miedo dijo con desespero -. Junte mis manos las lleve a mis ojos y me percaté que era lo que estaba pasando, me juré a mí misma que no volvería a caer pero esa promesa nunca se cumplió.
Continué descalza al ritmo de mi andar, seguí mi música, seguí mis labios, hasta que encontré un lugarque me pareció seguro. Era una especie de lago con pasto tan verde como marihuana y tan amarillo como el sol, como cuando sientes la felicidad en tu cuerpo. Giré di media vuelta observando todo lo que era para mí y pensé que sería demasiado para mí. Encontrarme a mí, en ese lugar era algo que sonaba interesante parecía que era algo que nunca iba a ocurrir, el encontrarme, el saber quién soy ypara que estoy aquí, conocerme en estado natural sin tapujos ni caretas.
- ¿Estás segura? – volvió aquella voz que había dejado de perseguirme.
– Sí – conteste con seguridad y algo de golpe como ese acento que solemos tener los sonorenses.
– No te estanques – me dijo con voz seria.
Dando palabras de aliento levante mi cabeza que se sostenía con poca fuerza y seguí caminando, con más seguridad, conmás confort cuando de repente todo se tornó un silencio, un grande silencio que hasta ensordecía. Se escuchó un estruendo que simulaba que se iba a caer el cielo. Se escuchó un autobús que se paraba a un lado y la voz dijo.
– Sube, anda, no te des por vencida -.
Nunca vas a dejar a un lado aquellas veces que te embriagaste en un bar de mala muerte aquellos que pueden pasar por un mundo bajo peroahí aprendiste a ver las cosas crudas, a ser el peor de ti, la escoria de la vida pero te das cuenta que vale más intentar. Así que decidí subir al autobús sin rumbo, sin hora de llegada, sin saber si tendría algún boleto de regreso, una vuelta a la buena vida que tomaba un poco de color. Saqué la poca energía que me quedaba y me quede dormida, en un profundo sueño como si fuera a dormir díasenteros.
El autobús se paró inesperadamente.
– Aquí bajas – dijo la misma voz.
Ya se estaba tornando un poco extraño todo este asunto de encontrarme pero tenía que seguir, ya estaba ahí. Recuerdo vagamente que empezaba el atardecer, atardecer más bonito que había visto en mi vida. Recorrí ese lugar para conocer lo que supuestamente era mi nuevo hogar. Recordé lo viejos que eran aquel par de pies...