Dos lecturas del mito de antígona

LA ANTÍGONA DE SÓFOCLES Y LA DE LEPOLDO MARECHAL

A lo largo de la historia se ha prestado especial atención al estudio y desarrollo de antiguos mitos griegos, que constituyen piezas fundamentales no sólo en el campo de la estética, de la literatura y la lingüística moderna, sino también de la psicología y antropología social[1]. Estos mitos ocupan dentro del campo de la literatura griegaun lugar muy especial, pues suelen ser las bases sobre las cuales se apoyará tanto la épica, como la lírica y el teatro.
Los temas desarrollados en la tragedia están en relación con la existencia de la tiranía, es decir, de un régimen fuerte apoyándose sobre el pueblo contra la aristocracia. Esto explica el lugar que ocupan en las tragedias griegas, los grandes problemas nacionales de laguerra y la paz, de la justicia y el civismo, sustentados por la historia mítica que los envuelve. Este hecho tan significativo, como es la denuncia política y social, no ha evolucionado durante siglos, modificándose únicamente la intención que animaba a los autores.
Adrados respecto al teatro de Sófocles nos cuenta: “ Pero le interesa más hacer ver que el estado en general, precisamentepor su voluntad de salvaguardar y perfeccionar el orden social, corre el riesgo de adquirir rasgos tiránicos, invadiendo aquellos territorios que son propios del individuo, la familia y la religión. Con esto Sófocles se refiere a la propia democracia de Atenas, dirigida por Pericles y sus sucesores.”2
Respecto a esos gobiernos autoritarios, encontramos un ejemplo muy significativo en el mitode Antígona. La figura arquetípica de la hija de Edipo ha resurgido cada vez que la historia se ha visto ensombrecida por los horrores de las guerras, por los espectáculos de crueldad y dolor, por las amargas realidades de la experiencia humana.
Por este motivo vuelve a cobrar vida en la obra de Leopoldo Marechal la figura de esta heroína. Desde las luchas por la independencia, hacia fines delsiglo anterior, América se encuentra en un estado de convulsiones socio-políticas que la van sacudiendo y transformando a la vez; la permanencia en el poder de regímenes totalitarios comandados por tiranos que se eternizan en el sillón o la consabida fractura de la democracia al instaurarse dictaduras militares, las cuales desaparecen por momentos para después volver a retornar. “La represióntambién constituye una forma de sujeción que justifica muertes, desaparecidos y toda clase de movimientos político-sociales3.
Decía Marechal, hablando del drama nacional contemporáneo: “Creo que actualmente hay dos Argentinas: una en defunción, cuyo cadáver usufructúan los cuervos de toda índole que lo rodean, cuervos nacionales e internacionales; y una Argentina como en navidad o nacimiento, quelucha por su destino y que padecemos orgullosamente los que la amamos como a una hija. El porvenir de esa criatura depende de nosotros, y muy particularmente de las futuras generaciones”.4
Desde temprano lo desvela la protección de esa patria niña, acechada por los lobos en la tiniebla de esta Edad de Hierro. Lo simboliza en el personaje de Antígona, figura de reconciliación que ofrenda su vida enholocausto salvífico.
La obra de Marechal abarca todos los géneros literarios; escribe poemas como los recogidos en Días como flechas (1926), Odas para el hombre y la mujer (1929), Laberinto de amor (1936), El Centauro y sonetos a Sophia (1940); novelas como su famosa Adán BuenosAyres (1948), El Banquete de Severo Arcángelo (1965), Megafón o la guerra (1970); y teatro como la adaptación de laElectra de Sofócles (1950), Antígona Vélez (1951), Las tres caras de Venus (1952), La batalla de José Luna (1967) y en 1975 se recupera el texto de la última obra Don Juan que no se pudo representar debido a la dictadura del momento5.
Dentro de la obra teatral de Leopoldo Marechal, centrada en temas míticos, es Antígona Vélez la que mejor recoge esta unión clásico-argentina, pues recrea el...