Dos Veces Junio
Dos veces junio se inicia con una comunicación militar: “A qué edad se puede empesar a torturar a un niño?”. La pregunta es monstruosa por su existencia misma, pero es cómica porsu efectos: el conscripto que la lee se debate entre la ley ortográfica y la ley militar –si corrige la s por la z está cuestionando a sus superiores. Para responderla es necesario encontrar al capitánMessiano, un médico militar que no aparece porque está en el estadio, viendo perder a la selección frente a Italia.
Con la suprema ironía que lo caracteriza, Martín Kohan narra ese junio triste de1978 en el que, incluso en el contexto de la victoria del seleccionado, el equipo pierde. Una tristeza que se incrementa luego, en junio de 1982, ahora como resultado de una derrota más contundente –dela selección nacional, de la guerra de Malvinas y de un régimen que parece derrumbarse. Para paliar esta desazón del 78, el médico-capitán invita al conscripto al prostíbulo y luego se dirigedirectamente al campo de concentración de Quilmes, donde se originó el interrogante. Pero en lugar de entregar la información necesaria para presionar a la madre de un recién nacido –luego de que otrosmétodos resultaron infructuosos–, el capitán se apropia del bebé.
Dos veces junio se inscribe en un largo debate organizado alrededor de otras preguntas: ¿cómo narrar la violencia política? o, en términosnacionales: ¿cómo narrar la dictadura? Pero lejos de decidir entre la representación realista del pasado o su ficcionalización a través de la alusión y el rodeo, Martín Kohan establece un quiebreradical en este debate, cuando elige narrar, con irónica fidelidad, el relato producido por la ideología del Estado.
Dos veces junio le cede la palabra a personajes menores del aparato estatal–conscriptos, médicos asesores, cabos– para que ellos mismos den una ridícula –y por eso más aterradora–“versión oficial”. Y sin embargo, la novela no narra las posiciones y los valores de estos personajes,...
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