Doscientos Años (y Las Cadenas No Se Oxidan)

Doscientos años
(y las cadenas no se oxidan)

El hombre no sabe comer, ni beber, ni amar. Todo en él es contradicción porque está contaminado por el remordimiento, por la conciencia de su “pecado”. Sobre todo en el suramericano está latente el pecado del español que en noche calurosa empujó la puerta de la esclava negra y después se fue a rezar, y a poner esa cara larga y atormentada de FelipeII.
-Fernando González
En el año 2010 los publicistas e industriales colombianos se abanderaron –nunca tan literalmente- de un bolivariano sentimiento patriótico. El veinte de julio dejó de durar veinticuatro horas para extenderse trescientos sesenta y cinco días, impregnados todos estrambóticamente de sombreros vueltiaos, vallenato, Juanes, Shakira, Gabo, ‘Operación Jaque’, Pablo Escobar yesos emblemas endémicos que tanto les gustan a los colombianos. Fue abrumadora la cantidad de televisores de última generación que se vendieron para ver en la mejor resolución posible los colores amarillo, azul y rojo, que estuvieron presentes en innumerables comerciales de televisión, vallas publicitarias, campañas políticas y en el corazón de millones de compatriotas ebrios de alegría, quienesacogieron hipodérmicamente todo este fervor deliberado que propendía por el rescate de la historia y la identidad colombianas.
Propongo al lector centrar esta reflexión en la identidad. Todavía la academia desde sus múltiples disciplinas se disputa una definición exacta de este término, y puede decirse que esta búsqueda constante de conclusiones objetivas es en sí misma un problema de identidad.Sobre este punto hablaremos más adelante. Por el momento, conviene adoptar la concepción que ofrece Fernando González desde su literatura: la identidad es el grado de autoexpresión que un individuo puede alcanzar tras explorarse a sí mismo y a su historia, siendo éstos las únicas motivaciones a las que deben responder sus decisiones.
Y aunque entre Fernando González y Jean-Paul Sartre haya un océanode por medio, éste último nos permite profundizar en la importancia de las decisiones del hombre (sin apartarnos mucho de la propuesta de Fernando González) ya que éstas se consideran en su aspecto más trascendental: cuando el hombre elige, no solamente se diseña a sí mismo, sino que diseña al mismo tiempo un modelo de humanidad. Estas elecciones son las que en últimas forjan la identidad de losindividuos, ya que exigen un autorreconocimiento y al mismo tiempo una proyección de éstos en los demás. Es así como funciona la independencia: una capacidad del hombre para decidir de acuerdo a su identidad, proceso en el cual éste diseña tanto el mundo como a sí mismo.
Sin embargo, no podemos ser ajenos a los trastornos que puede presentar la identidad. Uno de ellos, es el “trastorno de lapersonalidad por dependencia”, caracterizado, según Theodore Millon y Roger Davis, por “Una necesidad general y excesiva de que se ocupen de uno, que ocasiona un comportamiento de sumisión y adhesión y temores de separación (…)” (Millon y Davis, 1998). Estos síntomas describen peculiarmente al pueblo colombiano, especialmente cuando lo descubrimos inmerso en un contexto de “interdependencia”.
Estetérmino es empleado en nuestros días con resignación, tanto por sus partidarios como por sus detractores, y es al mismo tiempo el cierre y el comienzo de numerosos debates de carácter económico, político y cultural. Martín Guinart, Coordinador del Centro Argentino de Estudios Internacionales, expone las consecuencias de la interdependencia:
“Vivimos en una era de interdependencia, la propianaturaleza de la política mundial está cambiando. El poder de las naciones se ha tornado más elusivo (…) El mundo se ha vuelto interdependiente en economía, en finanzas, en comunicaciones y en el campo de las aspiraciones humanas.
Una escuela moderna considera que las telecomunicaciones y los viajes en jet han creado una aldea global, y sostiene que el crecimiento de los intercambios sociales y...