Dosente

LA FALTA DE FRATERNIDAD DE LOS OBREROS.
Con el más profundo dolor, y la más honda pena observamos la apatía e indiferencia con que las clases obreras miran hacia su provenir y lo poco que cuidan deinstruirse para salir de la abyección en que se encuentran. De poco sirve que los amantes de la humanidad, los enemigos de la injusticia, del monopolio y del abuso se desvelen y afanen para marcar aesos desgraciados la marcha que deben seguir; de poco vale que se escriban periódicos, hojas y folletos para destruir el imperio que el rico egoísta ejerce sobre el pobre, en quien solo mira uninstrumento, una cosa peor que un esclavo, un medio para conseguir los bastardos fines que se propone. Inútil es que se prodiguen gastos, que se afronten peligros y que se sufran disgustos de toda especiepara cambiar una situación, que parecen se empeñan en sostener los que más interesados deben estar en aniquilarla.

Todos los proletarios en particular se quejan amargamente de la suerte que lescabe. Todos se lamentan del excesivo trabajo que prestan, del escaso jornal que reportan, de la miserable existencia que arrastran por consecuencia, y sobre todo, del insolente despotismo con que sontratados por los coordinadores, por el amo de la de la Empresa. Pero, habladles de reunirse, de formar con los pocos recursos de que puedan disponer, centros cooperativos, o de resistencia para hallarse,en un plazo más o menos largo, en disposición de hacer frente al capital, y los veréis mudos, reacios y sin atreverse a tomar una resolución.

Esto es efecto de que carecen de fe de que nada lesinspira confianza y que por un fatal resabio de la educación que el tiránico capital ha procurado darles, miran a sus compañeros con celos y con prevención, cuando no con odio, y se resisten a abrigar ensus cerrados corazones la más dulce y consoladora de todas las virtudes… LA FRATERNIDAD.

Sí, la Fraternidad que hace a todos los hombres hermanos, que les impulsa a ayudarse mutuamente con sus...