Dosis de realidad
“No tenemos dirigentes, jugadores del montón” canta a todo pulmón la mitad de la trinchera norte. Yo no. Yo me quedo callada observando al resto que corea a voz en cuello una barra que habla del amor al equipo. La gente se critica entre sí, algunos piensan que el reclamo es necesario, otros consideran que no es nuestra labor. A mí esta clara división me indigna, tanto o másque lo que viene aconteciendo en el club.
En el campo los cremas “enfrentan” a Pacifico. Y resalto las comillas porque lo que se ve no es un espectáculo deportivo, no parece ser un intento, siquiera. El equipo continúa estático, no hay asociaciones en juego, el rival nos genera peligro fácilmente, no hay defensa, no hay laterales, no hay orden y, claramente, no hay fútbol.
Soy hincha deUniversitario de Deportes desde que tengo uso de razón, y si algo he aprendido en estos años, es que el amor a la camiseta va más allá del marcador, pero cuando 11 jugadores pierden el balón cada tres toques, hay algo que no está funcionando. Se nota la diferencia entre un indeciso Sebastián Fernández y arriesgado Rainer Torres, por ejemplo, que a pesar de no tener las mismas condiciones que en sus buenostiempos, las ganas de llegar al arco contrario son innegables.
Cierto es que el trabajo de la hinchada es alentar al equipo “en buenas y malas”, pero es verdad también que en los últimos meses éste parece un grupo de chiquillos que recién empiezan a tocar la pelota en una pichanga de barrio y a nosotros, los hinchas de la U, nos parece estar siendo parte de una broma de pésimo gusto.
A finesdel mes pasado, Sporting Cristal opacó a Universitario de manera indudable, no solo en el juego, sino también en el marcador. Cuatro goles no pudo evitar el guardametas Carvallo, pero la culpa no se la atribuyo precisamente a él; la defensa crema brilló por su ausencia. La fiesta tribunera, a pesar de los primeros goles, era incesante. Pero al tercero, parte de la Trinchera Norte no pudo ocultar sudecepción y entre reclamos e insultos, muchos de los presentes procedieron a retirarse veinte minutos antes del final de aquel doloroso encuentro. No sabía si la tristeza la ocasionaba el resultado o la actitud de estos supuestos “hinchas”. Somos la U y nuestra actitud debe ser siempre ganadora; sin embargo, la culpa de ello le pertenece a los mismos directivos: es muy distinto pensar en ganar,que gritar a los cuatro vientos que seremos campeones. Esa manera de generar expectativa, lo único que logra es que la gente se ilusione a base de resultados. Nuestro principal motivo es la U, no solo el campeonato, y como tal, no debemos olvidar que seguimos en época de crisis.
En la siguiente fecha, contra Pacifico, el rendimiento del equipo no muestra mejora alguna, sino por el contrario,refleja mediocridad y dejadez. Ni centros rescatables, ni pases definidos. El cuadro “rosado”, dirigido por Juan Carlos Bazalar, impone su ritmo y rescata un 0-0 ante un Universitario que, desde hace mucho tiempo, no muestra nada interesante.
Ante un juego tan sucio y desordenado, donde ni siquiera la suerte tiene lugar, algunos integrantes de la hinchada decidieron tomar un rol crítico, porque sibien el apoyo debe ser constante, cuando algo falla se debe corregir, y la actitud del cuerpo técnico y los jugadores, no demuestra en lo absoluto ganas de comprometerse. Los hinchas, pese a la aún presente inestabilidad, asisten a cada uno de los encuentros por amor al equipo, más no a quienes lo conforman. La realidad es que no importa el resultado, más allá de obtener un triunfo, un empate o unaderrota, en la era Comizzo siempre queda un sinsabor de lo hecho en la cancha. Y no creo que el reclamo desde la tribuna sea la solución, pero se ha llegado a un nivel en el que la impotencia es irreprimible. “Comizzo ya se va”, retumba en todo el monumental. Hay paciencia, pero también hay límites. Hemos salido de peores, y el apoyo de la hinchada va a continuar, pero esta burla de la que nos...
Regístrate para leer el documento completo.