DROGADICCION EN LOS JOVENES
Uribe Vélez ha señalado que su política de desarrollo alternativo no tiene nada que ver con un papel de emergencia y que su imple¬mentación se basa en el desarrollo regional.Sin embargo, esta aparente revolución no resulta muy bien librada cuando se contrasta con el proceso real.
El modelo transaccional (erradicación antici¬pada del cultivo ilícito a cambio de financiación de proyectos locales) ejecutado por el provee¬dor del 92% de los recursos para desarrollo alternativo en Colombia, USAID, no tiene nada que ver con el esquema de desarrollo regio¬nal de Uribe. Esexactamente lo contrario: un acuerdo alrededor de un compromiso para borrar un cultivo ilícito de un área determi¬nada, cuya sola disminución es el indicador de éxito del programa y no ‘el desarrollo regio¬nal’ que supondría un proceso mucho más complejo y acuerdos que irían más allá de erra¬dicar la coca o la amapola.
Si el papel del desarrollo alternativo es com¬plementar el objetivo de ganarun territorio para el Estado en aquellas zonas controladas por grupos armados, es dudoso que la actual política de drogas, complementaria al esque¬ma de seguridad democrática, responda real¬mente a una perspectiva sensata de manejo del contrabando de drogas y a una visión moder¬na de legitimación estatal. Dados los múltiples efectos negativos que generan las fumigaciones aéreas indiscriminadaspara las comunidades campesinas, indígenas y afrodescendientes de la zona andina, de la amazonía y el Pacífico, confirmados por la Defensoría del Pueblo y la Contraloría General de la República, la legiti¬midad del Estado está en serias dificultades. El agravamiento de la situación alimentaria, el incremento del desplazamiento forzoso, la cri-sis de gobernabilidad local y regional acelera¬das por laguerra y la actual política de drogas así lo constatan.
Si bien la producción y el mercadeo de bienes son retos importantes para el éxito de las polí¬ticas, la discusión principal no es reductible a la esfera económica del desarrollo alternativo. En escenarios de conflicto, la pregunta estra¬tégica es qué condiciones de respeto a la vida y libertad de las personas está contribuyendo a generarel desarrollo alternativo; qué gober¬nabilidad están logrando realmente los pode-res locales; qué ampliación de la democracia, fortalecimiento y participación de las comuni¬dades se está alcanzando.
En fin ¿qué legitimidad está construyendo el Estado? Insistimos en que por la vía de las fumi¬gaciones aéreas, por el camino de incremen¬tar la crisis humanitaria incorporando civiles a la guerra,muy poco se está logrando para un desarrollo sostenible en lo político y econó¬mico. Entonces cabe la pregunta: ¿Vale la pena medir el supuesto éxito del desarrollo alter¬nativo por el número de hectáreas erradica¬das, cuando en realidad se está abonando el terreno para más violencia e inestabilidad de las regiones sin Estado? El indicador de áreas erradicadas servirá en Washington. En el sur es...
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