Drogas y adiccion
Hace dos semanas saltó la red de corrupción dirigida por Hugo Tognoli en esta provincia, Santa Fé. Tenemos que advertir que la polémica sobre la ineficacia total de la guerra contra las drogas revive cada vez que se destapan hechos como éste.
Pero el problema es de raíz.
En primer lugar, la prohibición supone ungasto efectivo de dinero público (o sea, que el estado le quita a los contribuyentes excusado en el interés público) que asciende a los 700 millones de pesos por parte del estado nacional, y 2.800 millones de pesos asignados por los estados provinciales para ejecutar la “lucha contra la producción y el consumo de drogas ilícitas”. (Fuente: IDESA-Nov12)
¿Sirve?
Están el SEDRONAR, las divisionesde toxicomanía y narcóticos de todas y cada una de las policías provinciales, la policía federal, la gendarmería, producciones del ministerio de educación, operativos de “cooperación internacional” tanto policial como propagandísticos, y pese a todo los propios datos del SEDRONAR demuestran que el consumo crece cada vez más, 131% entre los jóvenes en el periodo 2001-2011.
Además, máximarelevancia, hay cientos de muertes al año relacionadas con el narcotráfico, y como en cualquier país, la prohibición es un negocio en espiral y un fenómeno de repercusión social. Robos violentos, homicidios, accidentes, violaciones y multitud de casos de violencia de género aparecen bajo los efectos de sustancias psicoactivas. Pero, ¿sólo las drogas ilegales?
He aquí el pie para la segunda cuestión: laprohibición es interesada e impráctica, y un fracaso.
Ya sentenció Antonio Escohotado, probablemente el intelectual hispano que más páginas ha dedicado al tema: “La diferencia entre las drogas legales e ilegales es la diferencia entre el agua bendita y la del grifo”.
¿Nobleza Piccardo y Quilmes no están en la clandestinidad, verdad?
Vivimos en un país con una tasa de cáncer de pulmón superior ala media latinoamericana y entre el tercer y sexto puesto de muertes por accidentes automovilísticos, respectivamente consecuencias del abuso del tabaco y el alcohol.
¿Debemos prohibir también los cigarrillos y las bebidas alcóholicas? Rotundamente NO.
La mentalidad prohibicionista, además de pretenciosa al extremo, es la del camino fácil. No sólo desconoce que declarar ilegal una sustancia no laquita del mercado por arte de magia, sino que pretende erradicar los accidentes con multas y días de arresto en vez de una reforma integral de seguridad vial.
Por cierto, el consenso social (irracional) para determinar cuán positiva es la prohibición de tal o cual cosa en gran parte es respuesta al bombardeo del establishment, los medios de comunicación, los universitarios pop y las mismascampañas del estado.
Hoy se delata la caducidad del “Estado que soluciona todo”, la que opta por el discurso de luchar contra la inseguridad y las adicciones prohibiendo la droga y conduce a una realidad exactamente opuesta. El estado no soluciona nada, ni en 1920 con la Ley Seca ni en 2012 en la era del Paco.
El Paco es un resultado certero de la prohibición. ¿Por qué?
Llegamos al tercer punto: paravariar, los intereses económicos de grandes capitalistas coinciden con esta prohibición.
¿Los de millares de policías corruptos? Cierto, pero me refiero a otros.
¿La industria psiquiátrica y de la rehabilitación? Claro que sí, pero no solo éstos.
¿El amarillismo de los telediarios? Más vale, pero hay algo más importante aún.
¿El baluarte para los políticos? Por encima de esto…
Losnarcotraficantes.
Usted puede imaginarse a Al Pacino en Scarface, ícono de la violencia encarnada, pero yo le digo: el personaje a las películas. Los narcotraficantes son empresarios, un lobby, que se rigen bajo las mismas normas económicas que el resto, pero aprovechan unas cuantas ventajas comparativas de su sector:
Tienen licencia para eliminar a la competencia a tiros, literalmente.
Sus productos...
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