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Capitulo 1: Un inicio irritante.

El sargento yacía sentado en el suelo sus rodillas eran largas y llegaban a la altura de su cabeza; en su regazo estaba lo que parecía ser un cuchillo con mango dorado y hoja plateada. Su máscara de peligro biológico era negro azabache, tan negra como parecía ser su personalidad y su propia alma. En el hombro izquierdo había una insignia de una calavera blanca,y debajo de estado, el nombre "The Skull's", sobresalía en rojo. En la altura del bíceps, una banda color verde sobresalía. La contextura de aquel hombre era fornida. Aunque también cabía la posibilidad de que el traje le hiciese ver más grande. De cierta manera, todo era irrelevante. El sonido de docenas de manos golpeando a la puerta le perturbaba en exceso, la sangre seca, dispersa yadherida en la pared le sobrecogía un poco. En la parte izquierda de su pecho, el nombre "Scourge" se hacía notar de manera sobresaliente. El sargento profirió una maldición en voz alta, y murmuro algo para sí.

-Oh mierda... -Expreso en voz baja para sí mismo- ¿Qué demonios haré?, piensa Marco, piensa.

Se llevo la mano derecha a su mentón en señal de angustia y un poco de stress, la situación enla que se encontraba era desfavorable, y las uñas rasgando la madera le desconcentraban y le desconcertaban por completo. Lo qué había afuera, eran nada más y nada menos que armas biológicas humanas. En su sinónimo más simple Zombis. El sonido de las voces ahogadas de los no muertos le provocaba una jaqueca. Sumente lógica y racional intento buscar una salida a todo aquello, pensó; "Si pudiesesalir por la azotea", pero no, era algo arriesgado. La verdadera preocupación del Sargento eran las provisiones. Estaba encerrado en un hotel, más que un hotel, un refugio apestoso ceñido de sangre hasta en los simientes, más que un refugio apestoso, una trinchera de tercer grado, improvisada para poder salvar la vida de caníbales que querían devorarle.

Un golpetazo en la pared para vaciar un pocola ira. Eso, eso le hizo sentir mejor. Se sentía impotente, desafortunado, abandonado y perdido. El grupo de hombres al que pertenecía probablemente ahora estuviese siendo digerido en el estomago de algún zombi nauseabundo. ¡Oh!, como hedían esos hijos de perra.

El Sargento cerró los ojos; puesto que no había otra opción. Dormiría, y dormiría y dormiría, hasta que alguien le rescatase, omuriese de hambre. Al cerrar los ojos, y en plena oscuridad pensó en escribir una nota. Eso hizo. Tras una larga y tediosa media hora, su determinación había cambiando en cierto grado, ahora quería salir a apalear a aquellos malditos bastardos. Pero no, eso carecía de sentido común. El Sargento poso su codo en la pierna, y en su puño cerrado recostó su cabeza para descansar un poco. Aquellos gemidosestrafalarios le volverían loco en cualquier momento, y su sanidad mental ya pendía de un hilo desde muchísimo tiempo atrás. Finalmente se acostó, y cerró los ojos. Los gemidos no le dejaban dormir.

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Un recuerdo....
Chicago, 5 años atrás.

Un hombre caminaba de formaridícula en un callejón oscuro, parecía que en cualquier momento se desplomaría al piso sin más remedio. Iba desnudo, y su caminar, lento y torpe asombraba a los transeúntes se exaltaban al ver imagen tan macabra. Muchos llamaron a la policía municipal, y esta no tardo en llegar. Uno de los policías se acerco con brusquedad e ímpetu a donde el sujeto se encontraba; un callejón sin salida. Dos policíasmas le escoltaron, se decía que aquel hombre era peligroso, y que en su demencia intento herir con mordeduras a varias observadores de aquel hecho extraordinario y llamativo. La basura estaba apilada en montículos de bolsas negras qué, desprendían un olor repulsivo, en esa basura probablemente había cualquier cosa. Una rata se paseó alegre por enfrente del trió de policías, moviendo una lata de...