"Dulce de marañón con pepita"

Páginas: 9 (2046 palabras) Publicado: 4 de julio de 2013
DULCE DE MARAÑÓN CON PEPITA

Concurso Literario La Felguera
“Cuento o narrativa breve”
(Septiembre 2011-12)Autora: Elena del Rosario Quintanar Martínez
Panamá

La lucha de doña Eva y de su familia era titánica. A la vista estaba su necesidad… En su enorme casa pintada de azul, que ya había perdido la estética de laconstrucción de su época, con puertas de dos alas angostas y ventanas pequeñas que, casi siempre, permanecían cerradas. La gran casa tenía piso de ladrillos “cocidos” y paredes de madera que soportaban el techo de tejas rojizas, “bromadas”: estaban como fruta madura en el árbol. También tenía varias recámaras que, aunque no se correspondían, en dimensión, con la casa, era “cuartitos” oscuros yestrechos, pero sí, uno para cada miembro de la familia.


Exhibida en el portal, y dividiéndole en dos partes, había una columna, también de madera carcomida por efecto del tiempo, del sol, de la lluvia y, además, torcida por el soporte de todo el peso de la enorme casa, y de su techo de tejas bromadas… En el “poste”, aún erguido, colgaba un letrero hecho con rasgado cartón de cajeta, ycuyo desnivel acentuaba el oxidado clavo que lo sostenía. El letrero, escrito con carbón, decía: “Se vende dulce de marañón con pepita”. El anuncio convocaba a mucha gente que compraba golosa. En ocasiones, se observaba a la señora que hacía el manjar, agradeciendo la preferencia con su sonrisa sencilla, su rostro cansado, rojizo por el calor del cocina’o, pero satisfecha, y siempre de buenhumor.

Cierto día, de tanto leer el rótulo, Teonila, una mujer que religiosamente pasaba frente a la casona, decidió comprar un frasco del anunciado dulce. Al solicitar uno, la vendedora, una hija de doña Eva, la hizo pasar —no fue una invitación difícil de aceptar—. Una vez dentro, en un ambiente semioscuro, nublado por el humo de los fogones, el fuerte olor a raspadura y clavito de olor mezcladocon el de coco rayado, volvía agua el paladar. Asombrada por las grandes pailas que reposaban en los fogones de piedra, ubicados en el centro del patio, así como las grandes vasijas colocadas sobre inmensas mesas, “Teo” no pudo contener la curiosidad por cuestionar a doña Eva, la sonriente mujer, sobre su oficio y cómo se las “arreglaba” para cocinar tales cantidades de dulce.
—Cuénteme unpoco. ¿Desde cuándo hace usted este dulce?
—Llevo veinte años consecutivos haciendo dulce de marañón con pepita, aunque, como usted ve, esto requiere mucho esfuerzo.

“Teo” escucha atentamente. La agotada mujer, que inspiraba confianza, revelaba, en sus comentarios, la conformidad acostumbrada de a quien no le queda otra posibilidad para sobrevivir, que ganarse el sustento con el trabajo“inventado”: su autogestión.

— ¿Cómo logran obtener tantos marañones?

Volvió a interrogar “Teo”, pues cada respuesta que daba doña Eva, motivaba el interés por formular la siguiente pregunta: el oficio de esta mujer resultaba digno de admirar…

—Todos los años, mi esposo toma vacaciones en verano —época de los marañones— para ayudarme, explicó doña Eva. Nosotros recogemos la fruta de potreroen potrero. Ahora que los muchachos han crecido, ellos nos ayudan: esto lo hacemos como una excursión familiar.

Sin esperar el siguiente cuestionamiento de “Teo”, doña Eva prosiguió su relato sencillo, espontáneo, detallado, orgullosamente…

—La recolecta también incluye leña, y la visita a casa de las comadres que viven allá en el campo: ellas nos “sacan” la miel. La tarea se realiza...
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