Dulce venganza
¡Hola!. Me llamo Héctor. Soy un hombre lleno de problemas, estoy casado, he pasado los 50 años, tengo una contextura un poco gruesa, paso el metro ochenta, mi piel, arrugada pero notanto como una pasa, es de un matiz blanco y tengo una gran protuberancia en el medio de la cara: mi nariz. Tengo un secreto para contarte.
Una mañana, muy temprano, me levanté para llamar aCarmen, mi psicóloga. Apenas reconocí su voz me puse a llorar, algo desesperado, necesitaba verla lo antes posible. Ella acepto verme en su oficina, para mi suerte, esa misma mañana me citó a las ocho.Ocho en punto llegué al consultorio. Carmen estaba sentada en un sofá marrón; tomaba café; me miraba con cierta curiosidad y no hablaba. Una vez cruzada la puerta, me senté en un sofá pequeño alfrente de ella. Aturdido y cabizbajo como si estuviera arrepentido, comencé a contarle lo sucedido con mi esposa.
Esa mañana me levanté a la hora acostumbrada para ir a trabajar. Ya cambiado, observabauna corbata verde con rayas negras; mi esposa, echada en la cama, una revista de arte. Me di cuenta que esa corbata no era mía: la mía era de color negro y tenia rayas verdes. Como estaba seguro queno era mi corbata, le pregunté a mi esposa dónde estaba la mía y de quién era la que tenía en las manos, sin embargo, ella afirmaba que era mía. Luego de unos segundos, me pidió hacerle masajes en laespalda. Comencé los masajes. Mire en mis recuerdos y aparecieron dos cosas: la primera, fue la imagen de un amigo de trabajo; la segunda, la corbata que no era mía. Atónito, me di cuenta de las cosas:mi mujer me engañaba con mi amigo. En ese momento, sentí un dolor muy grande, era como si alguien me incrustara un puñal en el corazón, luego empezaron a recorrer por mi cuerpo una mezcla desentimientos como la ira, la tristeza, el odio, la decepción, los celos, la venganza. Decidí darle una oportunidad más para decirme la verdad sobre la corbata. Adivina cual fue su respuesta, si la misma que...
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